Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Alimentación, Intermón Oxfam advierte de que las distintas crisis (la financiera, la del incremento de los precios de los alimentos básicos o las derivadas del cambio climático) están frenando los avances que se han conseguido en la lucha contra el hambre y amenazan con incrementar el número de personas que ven mermado su derecho a la alimentación. Según la FAO, los progresos conseguidos entre 1990 y 2007-08 se han estancado. Desde esta fecha la gran volatilidad de los precios de los alimentos y la desaceleración económica global han aumentado la vulnerabilidad y la desnutrición en muchos países.

En este contexto, cuando más necesario es que la comunidad internacional mantenga sus compromisos en la lucha contra el hambre, España ha reducido la ayuda oficial al desarrollo de forma drástica, en un 60% en tres años. La cooperación española, que había dado prioridad al desarrollo rural y la seguridad alimentaria en los últimos años y reafirmado en diversas ocasiones este compromiso, ha reducido su margen de maniobra al extremo.

“A diario 870 millones de personas en distintos rincones del mundo se acuestan con hambre. Muchas más deben decidir entre alimentarse o enviar a sus hijos a la escuela o tener acceso a la salud. Los recortes en cooperación previstos en los últimos Presupuestos Generales del Estado, contribuyen al desmantelamiento de servicios sociales básicos, lo que tendrá un impacto mayor en el crecimiento del hambre en el mundo y en la inseguridad alimentaria”, afirma José María Vera, director general de Intermón Oxfam. “En un planeta que produce alimentos suficientes para todos sus habitantes, ¿cómo se justifica que una de cada siete personas padezca de obesidad mientras que una de cada ocho no puede cubrir sus necesidades básicas?”, reflexiona Vera.

Para Intermón Oxfam existen causas combinadas que provocan que el sistema alimentario mundial no funcione. Entre las principales está el acaparamiento de tierras que deja a las personas con hambre y sin hogar. Las grandes transacciones de tierras han supuesto la compra de una extensión similar a cuatro veces el tamaño de España, el 60% de ellas en países con serios problemas de inseguridad alimentaria. A su vez, estas tierras son utilizadas en su mayor parte para la producción de monocultivos destinados a la exportación y a la producción de agrocarburantes, cada vez más demandados por potencias como Estados Unidos o la Unión Europea.

“Las cifras escandalosas del hambre recién publicadas reafirman la necesidad de que se reconozca y se logre el derecho a la alimentación en todos los países. El garantizarlo es responsabilidad de todos los estados”, afirma Lourdes Benavides, responsable de seguridad alimentaria de Intermón Oxfam.

Por este motivo, la confederación Oxfam ha puesto en marcha una semana de acción global en más de 45 países, en la que personas de todo el mundo se unirán para hacer un llamamiento a favor del derecho a la alimentación.

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