Según la Academia Americana de Oftalmología, la Neuropatía Óptica Isquémica es una patología que supone una pérdida repentina de la visión debido a una disminución o interrupción del flujo sanguíneo hacia el nervio óptico. Dependiendo de la región del nervio óptico afectada se distingue entre Neuropatía Óptica Isquémica Anterior (la más frecuente, cuando el flujo sanguíneo se interrumpe en la parte frontal) y Posterior (cuando la isquemia se produce en la parte posterior del nervio óptico, localizado a cierta distancia detrás del globo ocular).

Asimismo, dentro de la Neuropatía Óptica Isquémica Anterior, se puede distinguir entre arterítica (la forma más peligrosa, originada por la inflamación de las arterias que suministran sangre al nervio óptico) y no arterítica, que es la más común. Así, la Neuropatía Óptica Isquémica Anterior no arterítica (NOIA-NA) afecta a entre 2’3 y 10’2 personas por cada 100.000 habitantes mayores de cincuenta años y es más frecuente en mujeres (con una relación de 3 a 1).

Por el momento, no existe ninguna terapia efectiva contra esta enfermedad. “A pesar de que en los últimos los años se han instaurado diferentes tratamientos, ninguno ha logrado mejorar la función visual de estos pacientes”, explica a DiCYT Sonia Labrador, residente de Oftalmología de tercer año en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid y miembro del Grupo de Retina del IOBA (Instituto de Oftalmobiología Aplicada de la Universidad de Valladolid).

La investigadora, quien imparte hoy uno de los Seminarios de Investigación del IOBA, trabaja en el marco de su tesis doctoral (dirigida por los doctores José Carlos Pastor e Iván Fernández Bueno) en la búsqueda de un nuevo tratamiento efectivo para la NOIA-NA basado en la terapia celular. “Nos pareció una opción que no podíamos desestimar, ya que las células madre nos pueden proveer de una serie de factores neurotróficos (una familia de proteínas) que pueden favorecer la supervivencia de estas células y de los axones en el nervio óptico que se mueren tras una Neuropatía Óptica Isquémica”, detalla.

El proyecto, que se encuentra en su fase inicial, prevé el desarrollo de estudios preclínicos y de un ensayo clínico en fase I (dirigido a comprobar la seguridad en humanos del nuevo tratamiento). “Primero vamos a realizar un estudio preclínico en conejos para determinar la seguridad de la inyección de células madre mesenquimales vía intravítrea en animales. Este estudio ya está diseñado y esperamos iniciarlo de aquí a algunas semanas. Después haremos otro pequeño estudio preclínico en cultivo sobre una retina para determinar cuáles son los factores neurotróficos que producen las células madre que vamos a utilizar y, finalmente, iniciaríamos el ensayo clínico en fase I”, detalla la investigadora. Este ensayo clínico, que también está diseñado, se prevé poner en marcha en un plazo aproximado de dos años, dependiendo de la financiación disponible.

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