El juez de Primera Instancia 8 de Valladolid, el salmantino Antonio Alonso Martín, ha emitido una sentencia en la que no sólo falla a favor de una pareja que no podía pagar su hipoteca, admitiendo la dación en pago a la Caja de Ahorros de Vitoria y Álava, sino que además considera que "los bancos no tienen sentimientos, no tienen alma". Y es que la entidad pretendía subastar por más dinero el piso y quedarse además con el de los avalistas, los padres de la joven. "Las normas se interpretan según la realidad del tiempo en que han de ser aplicadas, lo que nos obliga a tener en cuenta la problemática actual", explica el juez en el auto.

La vivienda, de 68 metros cuadrados, cocina, dos dormitorios, un baño y ascensor, fue comprada en el año 2008 por los dos jóvenes después de que la Caja de Ahorros de Vitoria y Álava (Caja Vital) les concediese un préstamo hipotecario por importe de 74.819 euros de principal, y 7.800 euros de costas. Las desavenencias entre la pareja hicieron que los titulares del piso dejasen de pagar la cuota de hipoteca, por lo que la entidad financiera optó por iniciar el procedimiento de embargo ante los tribunales que reconocieron su derecho a recuperar el dinero prestado.

De este modo, por el procedimiento hipotecario seguido en el Juzgado de Primera Instancia número 8, Caja Vital se quedó con el piso de los jóvenes por el 50% del valor de tasación que ascendía a 113.000 euros, es decir, por 56.550 euros. La ley Hipotecaria permite esta posibilidad si se acredita que en pública subasta ningún otro postor acude a la misma. Una reforma realizada hace unos meses elevó este porcentaje del 50% al 60% actual en el caso de quedar desierta la subasta del bien que es objeto de la garantía.

 

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