Venancio Blanco evoca su niñez en la dehesa salmantina, muy cerca de Matilla y Robliza, nos recuerda que es en Salamanca, todavía muy joven, cuando descubre que será escultor y nos muestra, de una forma didáctica y no recogida en vídeo hasta ahora, el proceso de creación de la escultura partiendo del dibujo y pasando por los distintos materiales hasta llegar a la fundición.
Las ciudades de Madrid y Roma nos ayudan a descubrir la madurez de Venancio Blanco así como su particular visión de los valores humanos a través del dibujo, la materia y la forma, con los que se expresa y se comunica. Es, en definitiva, el recorrido de la vida personal y artística de este escultor salmantino de reconocido prestigio internacional, contada por él mismo.
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