Al desinflarse la burbuja inmobiliaria y resentirse duramente el sector de la construcción, el turismo se ha convertido en el motor económico de Salamanca. Cinco años después de iniciarse la crisis, el sector mantiene el tipo e incluso registra más visitas que entonces gracias al auge del turismo de interior sobre el sol y playa, más caro para los bolsillos, pero quienes visitan la provincia charra pasan menos tiempo que antes. La economía familiar, pese a no renunciar a viajar, no está para muchos trotes.
 
Los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, correspondientes a junio de 2012, muestran la presencia de 78.148 turistas, frente a los 76.607 de junio de 2007. Sin embargo, son quince mil menos las pernoctaciones totales, pues la media de estancia de los turistas se ha reducido en un lustro de 1,97 a 1,74 días.
 
Pese a ello, Salamanca continúa liderando el turismo en Castilla y León, tanto en ocupación como en oferta, aunque el empleo sí se ha resentido. La cantidad de establecimientos es prácticamente similar, algo más de doscientos, pero en cinco años hay unas 150 personas menos trabajando en la provincia charra.

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