A pesar de vivir en un mundo desarrollado y que todas las encuestas apuntan a favor de la igualdad, lo cierto es que a día de hoy siguen existiendo diferencias sustanciales entre hombres y mujeres. Paradójicamente en países, como España, en los que existen políticas concretas y puestas en práctica para salvar estas diferencias entre sexos. La Unidad de Igualdad y el Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad de Salamanca, junto con el colectivo femenino Trece Rosas, ha presentado un libro que habla de esto: ‘Desiguales por ley: las políticas públicas contra la igualdad de género’, cuya autoría recae en María Pazos, coordinadora de la línea de investigación de políticas públicas e igualdad de género en el Instituto de Estudios Fiscales.

María Pazos, en su libro, intenta responder a la gran pregunta de por qué existen diferencias entre hombres y mujeres en lugares en los que se promulgan políticas de igualdad. “La situación es que parece que hemos alcanzado la igualdad ante la ley pero lo cierto es que no es así. Además de que parece que es imposible erradicar las diferencias entre sexos”. Pero eso, según Pazos, es totalmente falso ya que propone en el texto algunas soluciones con las que revertir este pensamiento. No es otra cosa que el llevar a cabo cambios estructurales por la defensa de la igualdad ya que, por el momento, no se dan las condiciones materiales para la igualdad. La autora de este libro se ha referido, en este sentido y como un ejemplo, a las diferencias entre permisos de maternidad y paternidad que conceden los gobiernos, las diferencias en el mercado de trabajo al ser padres o la universalización de los servicios públicos “mediante un estado del bienestar inclusivo”.

 

Finalmente ha criticado que las actuales políticas públicas relegan a la mujer al ámbito doméstico, de la casa, alejándola del mercado laboral. A ello se ha referido volviendo a mostrar el ejemplo sobre aquellas políticas públicas vigentes que proporcionan incentivos económicos para que se mantenga la familia tradicional no permitiendo que ambos sexos puedan repartirse por igual el cuidado de sus criaturas y personas dependientes. Esto, según María Pazos, impide a la mujer mantenerse en un empleo de calidad.

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