Como el primer sábado de cada mes de mayo, en esta ocasión el día 2, se celebra el Día Mundial de la Espondilitis Anquilosante, una enfermedad reumática, inflamatoria y progresiva que afecta a la columna vertebral y que tiene una incidencia muy importante en la calidad de vida de las personas que la padecen, que sufren fuertes dolores de espalda y ven limitada su capacidad de movimiento, viendo dificultados aspectos tan relevantes como la capacidad laboral o sus relaciones sociales. En España se estima que esta patología afecta a alrededor de medio millón de personas (entre el 0,3 y el 1,58% de la población).  

La espondilitis anquilosante suele debutar en la adolescencia o en adultos jóvenes y provoca un dolor en la parte baja de la espalda que empeora por la noche, por el día o después de periodos de inactividad. Al ser una enfermedad progresiva sus síntomas aumentan conforme avanza el deterioro articular que esta patología va provocando. De ahí que el diagnóstico precoz y el tratamiento temprano sean fundamentales para detener el deterioro articular lo antes posible y que el paciente sufra el mínimo impacto posible en su calidad de vida. 

?Cuando la enfermedad se detecta a tiempo el paciente puede iniciar de forma temprana el tratamiento más adecuado. De esta forma la enfermedad empieza a ser tratada antes de causar mayores daños articulares. Detener el daño articular en fases tempranas de la enfermedad es fundamental para el futuro del paciente?, afirma Pilar Hierro, presidenta de ASEA.

Diferencia entre el dolor de espalda mecánico y el inflamatorio

En este sentido, ASEA alerta de que existen personas que pueden estar padeciendo la enfermedad sin ser conscientes de ello ya que se pueden confundir los síntomas de un dolor de espalda de tipo mecánico con los de tipo inflamatorio propios de la espondilitis anquilosante. El dolor de tipo mecánico es el más común y se produce, por ejemplo, al levantar objetos pesados, por distensiones musculares o por lesiones deportivas, situaciones en las que se dañan los huesos y las estructuras circundantes alrededor de la columna vertebral. 

Por su parte, los reumatólogos estiman que el dolor puede ser de tipo inflamatorio cuando tiene una duración igual o superior a los tres meses y se contesta de forma afirmativa a cuatro de las cinco preguntas del siguiente cuestionario: ¿comenzaste a tener dolor de espalda antes de los 40 años?, ¿mejora tu dolor con la actividad o el movimiento?, ¿te parece que tu dolor de espalda no mejora cuando descansas?, ¿tu dolor de espalda te despierta por la noche y te obliga a levantarte? y ¿tu dolor de espalda se ha ido incrementando gradualmente?

Este cuestionario está disponible en la página web www.noledeslaespalda.es y responde a una iniciativa europea de concienciación sobre el dolor de espalda. Esta iniciativa también cuenta con un canal informativo en Facebook donde las personas interesadas podrán consultar tanto el cuestionario como información útil en relación al dolor de espalda (https://www.facebook.com/Noledeslaespalda).

CEADE es la asociación de referencia en España de las enfermedades que se agrupan bajo el paraguas de las espondiloartritis, un grupo de enfermedades reumáticas inflamatorias que se dividen en las de tipo axial, es decir, las que afectan a la columna vertebral (principalmente la espondilitis anquilosante, y también la espondiloartritis axial no radiográfica) y las de tipo periférico, que cursan con inflamación en brazos y/o piernas. La Coordinadora  ha cambiado recientemente sus estatutos, extendiendo su campo de actuación desde la espondilitis anquilosante, que es la más prevalente de estas enfermedades, a todas las espondiloartritis.  Este cambio supone un nuevo hito de esta asociación, que agrupa a más de 20 asociaciones de pacientes regionales y que cuenta ya con aproximadamente 2500 asociados en toda España. 

En salamanca, CEADE está representada por la Asociación Salmantina de Espondilitis Anquilosante (ASEA) que cuenta actualmente con unos 100 asociados y que se caracteriza por informar, prestar apoyo y ayuda a los afectados y sus familiares; orientar y asesorar a los afectados sobre los derechos y recursos sociales y sanitarios; sensibilizar a la población sobre esta enfermedad y sus consecuencias; y facilitar programas de rehabilitación que mejoran los síntomas.

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