El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Salamanca, Julio López, ha presentado la exposición 'El día de la hecatombe' de Julio Falagán, que se podrá visitar en el DA2 hasta el próximo 4 de marzo. Esta exposición forma parte del proyecto P4, una plataforma de apoyo al arte de Castilla y León que se puso en marcha para fomentar la creación artística en la Comunidad y que está integrada por los centros de arte contemporáneo de la región, el CAB de Burgos, el DA2 de Salamanca, el MUSAC de León y el Museo Patio Herreriano de Valladolid.

En enero de 2011 se realizó la primera convocatoria de proyectos destinada a promocionar y estimular la producción artística contemporánea en todas sus disciplinas a través de cuatro propuestas que se muestran en los cuatro centros antes citados. Tras superar un proceso de selección realizado por los directores de los centros quedaron 12 propuestas de las cuales un comité de expertos seleccionó las cuatro que estarían destinadas a exponer en cada uno de los centros, adjudicando el proyecto “El día de la Hecatombe” de Julio Falagán para que fuera mostrado en el DA2 de Salamanca.

 
El día de la hecatombe

Supone el colofón a un trabajo de investigación y revisión de la cultura popular española que Julio Falagán ha llevado a cabo desde el año 2004. Mediante la intervención de obras devaluadas de otros artistas, se plantea cuestiones de autoría, poder, lo ficticio, lo vulgar, la magnificencia de la obra o los límites de la obra de arte. Un análisis de los elementos populares que nos ayudan a descubrir los elementos de los que estamos compuestos realmente, una revisión del interior de la sociedad donde nos vemos reflejados como individuos y como conjunto.

El trabajo recopila un número de piezas de paisaje típicos de salón de mercadillos y tiendas de antigüedades, uniéndolos, haciendo coincidir la línea de tierra creando así un paisaje ficticio de 10 metros de largo que se compone con la obra de diferentes artistas.

El gran cuadro se complementa con un dispositivo sonoro que necesita la colaboración del espectador para que funcione, ya que hay múltiples botones, cada uno de ellos con una frase que hace referencia a una escena del cuadro. Pulsando el botón se acciona un sonido que sale de una parte determinada del cuadro, dirigiéndose la mirada a ese lugar concreto. Uno de los botones, más grande que el resto, acciona todos lo altavoces al mismo tiempo, provocando una hecatombe de ruido.

Al mismo tiempo se acompaña esta obra de piezas de pequeño formato realizadas con despojos de cultura popular, objetos susceptibles de manipulación y reflexión crítica. El comisario de esta exposición es Rafael López, que también ha participado en la rueda de prensa.

 
La obra de Julio Falagán

El trabajo de Julio Falagán siempre se ha movido dentro del cuestionamiento del mundo del arte y la percepción que del mercado del arte tiene el espectador. Es muy complicado entender su obra si no se tiene en cuenta la cultura popular. Cuadros de mercadillo, restos encontrado en tiendas de antigüedades, objetos adquiridos en comercios de tercera o cuarta categoría, forman parte de sus obras y nos ayudan a reflexionar no solo sobre la obra de arte, sino sobre el mercado y la economía que se mueve alrededor del artista y sus creaciones. Con ello se cuestiona, quitando hierro a la rigidez de la obra, la situación del artista dentro del sistema, buscando los huecos que le permiten ridiculizar su propia condición y la situación económica a la que se enfrenta un artista que trata de introducir sus obras en el mercado del arte.

Su obra busca la participación del espectador, introduciendo eslóganes llamativos en cuadros de paisajes, creando proyectos a través de redes sociales, donde el público indica que personajes o frases se deben añadir al paisaje, eligiendo el artista las que le parecen más adecuadas. También con el intercambio de obras de cultura popular, llevándose a cambio un collage original del artista, con lo que supone la idea de tener un original en nuestra sociedad contemporánea. Igualmente pudiendo fotocopiar una obra del artista y añadir con un sello la firma del mismo para poder tener, por el ridículo precio de 20 céntimos, una obra del artista. 

Falagán busca los huecos que existen dentro del entramado artístico para cuestionarse irónicamente algunos de los problemas con los que se encuentran los artistas jóvenes para posicionarse dentro del sistema.

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