Cada año se producen en España 15.000 casos nuevos de degeneración macular asociada a la edad (DMAE), una enfermedad que se localiza en la zona central de la retina y que en la actualidad es una de las principales causas de ceguera y discapacidad visual en personas mayores. Su prevalencia es de un 10% en la población de más de 65 años, un porcentaje que aumenta hasta el 25% a partir de los 75 años, por lo que en Salamanca podría afectar a entre 8.600 y 12.000 personas. 

La DMAE es un trastorno degenerativo que, por lo general, cursa con un deterioro progresivo, aunque su forma más grave ?la húmeda o exudativa? puede tener una evolución muy rápida y causar en pocos meses un deterioro visual permanente si no se trata. Por ello, es esencial diagnosticar cuanto antes la enfermedad para iniciar de forma temprana un tratamiento que puede permitir prolongar en el tiempo la visión central y, con ello, la calidad de vida del paciente.  

En este contexto, el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL) ha considerado fundamental implicarse en la detección precoz de la degeneración macular, y ha puesto en marcha una campaña que se desarrollará en todos los establecimientos de óptica de la Comunidad a través de una sencilla prueba, la rejilla de Amsler, con la que es posible observar los primeros signos de la DMAE y derivar al afectado a un oftalmólogo en caso necesario. 

Los primeros signos 

Los síntomas más habituales de la degeneración macular son la disminución de la agudeza visual central, con aumento de dificultad para la lectura y el reconocimiento de las facciones y la aparición de manchas negras en el campo central de la visión. Además, existe un factor muy relevante en este sentido: la visión se vuelve borrosa, y las líneas rectas se perciben como onduladas o torcidas. Una dificultad añadida es que estos indicios aparecen primero en un ojo y, tiempo después, en el otro. Por este motivo, a no ser que la persona haga la prueba de taparse el ojo sano y dirija su vista a líneas rectas, como una pared o una puerta, por ejemplo, es difícil detectar la DMAE.  

Disponible ya en los establecimientos salmantinos 

La rejilla de Amsler simplifica este procedimiento. Por este motivo, el COOCYL ha distribuido entre los 107 colegiados de la provincia ejemplares de este test para que los ópticos-optometristas lo realicen a todos los pacientes que superen los 50 años, especialmente cuando sospechen que existe alguna alteración en la zona central de la retina que produce disminución de la agudeza visual y que no mejora con ninguna compensación refractiva (de graduación). 

?La idea es que nosotros, como agentes primarios de la salud visual, realicemos esta prueba a los pacientes y, si es necesario, les entreguemos la rejilla de Amsler para monitorizar los cambios que se produzcan, ya que el hecho de que aumenten mucho las metamorfosis es un signo de que la enfermedad se está agravando?, explica Ana Belén Cisneros, secretaria general del COOCYL. 

?Es de vital importancia la detección precoz de la DMAE. Por desgracia, es una de esas afecciones a las que siempre o casi siempre hemos llegado tarde, y ahora es el momento de darle la importancia que se merece y estar sobre aviso. Sólo valorando los efectos que produce en la visión y en la actividad cotidiana de la persona nos debe mantener alerta para que no se convierta en una situación irreversible?, subraya Mariano Luengo Sánchez, delegado del Colegio en Salamanca, para quien el papel de los ópticos-optometristas es fundamental. ?Somos los primeros que podemos detectar síntomas de esta enfermedad, porque en nuestro protocolo de examen visual debe ser una prueba absolutamente necesaria en toda persona susceptible de riesgo. Desconozco si es una prueba de diagnóstico en la Sanidad pública, lo que nos debe motivar aún más a la hora de dar ese ?plus? de profesionalidad a nuestro trabajo en gabinete?, resalta. 

Una experiencia personal 

El representante del COOCYL en Salamanca valora el carácter participativo de la campaña, que tiene, afirma ?un añadido de motivación para el paciente: al que acude a nuestra consulta y le haces la prueba se siente especialmente cuidado, y si encima le entregas la rejilla para que se controle en casa, tanto él como su familia, agradece mucho esa consideración profesional?.  

María José Blanco-Argibay vivió de cerca las consecuencias de la DMAE y pudo comprobar cuál es la importancia de un abordaje temprano. Es óptico-optometrista en la capital salmantina, y su madre sufrió la enfermedad, aunque unas cataratas ?camuflaban? los síntomas. Tenía 82 años, y fue después de la retirada quirúrgica de las cataratas cuando la degeneración macular asociada a la edad dio la cara, lo que permitió iniciar una estrategia terapéutica que frenó su evolución. ?No llegó a perder la visión del todo, y gracias al tratamiento podía comer sola, ver algo la televisión y conservar cierta autonomía?, recuerda esta profesional.  

La DMAE es un proceso degenerativo que afecta a una parte de la retina llamada mácula, necesaria para la visión de precisión y de los colores. Su frecuencia se incrementa con la edad y con la presencia de ciertos hábitos tóxicos y alimenticios. En relación a esto, existen factores de riesgo que no son modificables, como la edad, la hipermetropía o condicionantes genéticos, pero también otros sobre los que sí se puede actuar, como el tabaquismo, la falta de actividad física, la obesidad o la hipertensión arterial. 

En cuanto a su abordaje, aunque esta patología cursa con un deterioro progresivo ?más o menos acelerado dependiendo de si aparece en su forma exudativa o seca?, en la actualidad existen tratamientos que permiten estabilizar la visión y frenar la degeneración macular, pero su eficacia depende en buena medida de que comiencen a administrarse en las etapas iniciales de la enfermedad. 

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