“Las pequeñas empresas pagan religiosamente, si no fuera por las grandes, no tendríamos crisis”

 “Las pequeñas empresas pagan religiosamente, si no fuera por las grandes, no tendríamos crisis”
“Las pequeñas empresas pagan religiosamente, si no fuera por las grandes, no tendríamos crisis”
Margarito Linares es el secretario de la Asociación de Dominicanos en Salamanca y recién elegido presidente de la federación de asociaciones, que aglutina a japoneses, rumanos, senegaleses, alemanes, peruanos, venezolanos y búlgaros. Esta federación nació hace dos años, casi tres, y, según Margarito, “nace de la necesidad de ser más fuertes, de agruparnos”. 

Los inmigrantes que más engrosan esta federación son los que proceden de la República Dominicana, como él, y los de Senegal. Generalmente organizan actividades de ocio y deportivas, incluyendo campeonatos e intercambios de equipo, aunque también realizan otras culturales. Es el ejemplo de la última exposición que están presentando. Se llama ‘Sonrisas’, y expone fotografía de sonrisas de cada uno de los países de la federación. “Para ocultar la tristeza, sobre todo en estos tiempos que corren”, dice Margarito con optimismo.

 

 Asegura que más del 95% delos miembros de la federación están en paro y pasan dificultades económicas, ya que no tiene ningún recurso. Por eso, también poseen un fondo de alimentos, del que cualquiera de ellos puede beneficiarse cuando tenga la necesidad. En cuanto a su situación en la ciudad, asegura que los inmigrantes “no pueden ejercer sus derechos” como cualquier otro ciudadano. “Nos hace mucho daño esta actitud, porque en nuestros países somos muy abiertos”, dice, recordando que en República Dominicana hay inmigración desde siempre. 

 

Duda de si este rechazo viene dado por “ignorancia”, ya que muchos españoles, explica, “consideran que los inmigrantes tienen culpa de la crisis”. Su impresión es precisamente la opuesta, y dice convencido que “son los inmigrantes quienes hacen avanzar y progresar  el país y la industria vendiendo su fuerza de trabajo”. Además, recuerda que ellos no son culpables de que los empresarios no depositen ese dinero que obtienen al estado. “Las pequeñas empresas pagan religiosamente, si no fuera por las grandes, no tendríamos crisis”, dice, aludiendo a la economía sumergida. Pone como ejemplo su propia experiencia, y el locutorio que puso su familia como negocio hace tiempo, y que tuvo que acabar cerrando, ya que, asegura que todas sus ganancias iban a pagar los impuestos. En ese sueño roto Margarito Linares y su familia perdieron todo su dinero. 

 

También se queja de cómo han retirado la sanidad a los inmigrantes sin papeles. “Sólo están consiguiendo incubar enfermedades que con una sencilla atención puede resolverse. Es un acto inhumano. ¿Por qué se retrocede más de quinientos años?”. La asociación de dominicanos que también dirige tiene sólo cinco años, casi seis, pero ya son una parte importante de la inmigración en Salamanca, que se ayuda mutuamente y se reúne una vez al mes.

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