Los datos macroeconómicos son favorables. Ahora bien, ¿qué ocurre a nivel micro, es decir, en las familias? La situación no es tan esperanzada como la que muestran desde arriba políticos, empresarios y banqueros. Muchos emprendedores ven muy difícil encontrar financiación para sus proyectos, y los autónomos, en no pocas ocasiones, ven que obtendrían menos pérdidas si cerraran sus negocios que si los mantuvieran abiertos. Las redes familiares, las cuales habían sido uno de los principales sustentos hasta ahora, empiezan a fallar porque no aguantan más. 

Muchos jóvenes se van del país para escapar de la tasa de más del 50% de paro juvenil, y cuando vuelven de visita a su familia y amigos, no ven que la situación mejore. La pobreza afecta ya al 28% de la población, es decir, que aproximadamente 13 millones de españoles viven con menos de la renta media, y se ceba en especial con los niños (un 27% de los niños españoles viven en la pobreza); esto ha provocado que el número de personas que acude a comedores sociales se haya disparado, y que el número de personas que buscan comida en los contenedores y pide en las calles haya aumentado también. La desigualdad entre ricos y pobres se ha disparado desde 2008, acumulando el 20% más rico ocho veces la riqueza del 20% más pobre.

Las causas de todos estos problemas, y de muchos otros relacionados, son múltiples, pero entre ellos destacan las altas cifras del paro, que afecta a 1 de 4 personas activas, y la política de austeridad llevada a cabo por el gobierno, que si bien ha podido ayudar a reducir las cuentas pendientes de España como país, ha afectado directamente a los españoles con las bajadas y las congelaciones de sueldos, subsidios y pensiones.

Por lo tanto, aunque se pueda hablar empezar a hablar con cautela de la salida de la crisis a nivel general del Estado español y en cuanto a algunas grandes entidades, la sensación que se respira entre el conjunto de la sociedad es que, no sólo no se ha salido de ella, sino que la luz al final del túnel aún queda muy lejos.

Opinión ciudadana no tan optimista

En el último barómetro realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), se ve como apenas un 1,5% de la población española cree que la situación económica en España es buena o muy buena, lo que contrasta con el más del 80% que cree que es mala o muy mala; el 17% de la población cree que es regular. Además, casi la mitad de los españoles cree que la situación económica en España sigue siendo igual que el año pasado, seguidos muy de cerca de los que creen que ha empeorado; lejos quedan los que creen que ha mejorado, que representan el 13% de la población. 

En cuanto a las previsiones de futuro, casi la mitad de los encuestados no creen que la situación económica vaya a cambiar dentro de un año y el 28% cree que mejorará, teniendo una representación algo mayor que los que creen que empeorará; este aparente optimismo seguramente viene representado más por la sensación de que ya no se puede ir a peor que por la confianza en que las cosas se vayan a solucionar en el corto plazo.

A pesar de este pesimismo en la situación económica española, sólo un 8% de los españoles cree que los problemas económicos son el principal problema al que se tiene que enfrentar España. Los últimos escándalos políticos han hecho que la corrupción y el fraude (16%) y los políticos en general (10%) tomen la delantera. No obstante, sigue siendo muy significativo que el 56% de los españoles cree que el principal problema es el paro, algo que no es de extrañar si tenemos en cuenta las alarmantes cifras de desempleo. 

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