Estas tres zonas se pueden dividir en reserva, de cautela y de protección genérica. En la primera de ellas se recomienda no realizar ninguna actividad arqueológica por la presencia de estos restos, como pueden ser el Jardín de la Merced, el Huerto de Calixto y Melibea, el Cerro de San Vicente o las zonas no intervenidas del patio trasero del teatro Juan del Enzina.
En los espacios de cautela arqueológica existe una alta probabilidad de contener restos de fortificaciones, tramas urbanas significativas del desarrollo de la ciudad o edificios desaparecidos, como en la Plaza de San Juan de Sahagún donde se pueden hallar restos de la iglesia de San Mateo o la Plaza de San Justo que albergó el templo del mismo nombre. En este caso se exigirá autorización y proyecto de intervención arqueológicas para la remoción de tierras. Por último, la protección arqueológica genérica se extiende a aquellos lugares de la periferia que pueden albergar restos dispersos, como en la Vía de la Plata, la Vega del Tormes y el Arroyo del Zurguén.
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