Francisco Manuel Martín Bermudo y Francisco José Berral de la Rosa, catedráticos de Nutrición y de Cineantropometría, respectivamente, de la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla, han iniciado un proyecto de investigación clínica aplicada en la Unidad SHC Medical del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz, de Sevilla, que dirige el doctor Manuel Blanco Suárez, con el objetivo de mejorar el tratamiento de los pacientes con fibromialgia y síndrome de fatiga crónico.
 
En este proyecto van a participar 100 pacientes divididos en dos grupos (50 de ellos van a seguir el tratamiento estándar y los otros 50 el tratamiento estándar más una serie de medidas para mejorar algunos parámetros que están alterados en estos enfermos).
 
Todos los pacientes son sometidos a estudio termográfico (cámara infrarrojos que mide la temperatura corporal en las distintas zonas del cuerpo). Por lo general, cuando la temperatura corporal está más alta en una zona, esto es indicativo de un problema inflamatorio que se traduce en dolor. “Entonces -explican los investigadores- vamos a determinar si los puntos de dolor que refieren los pacientes a la exploración son coincidentes con las zonas termográficas elevadas, de tal manera que ese dolor pueda ser asociado o no al aumento de la temperatura”. De hecho, un estudio reciente financiado por los Institutos Nacionales de la Salud Norteamericanos (NIH) ha encontrado que una posible alteración en la regulación de la temperatura corporal puede ser el origen de parte de la sintomatología de estos pacientes.
 
A los pacientes se le realiza también una calorimetría (técnica para medir el consumo energético en reposo), además de obtener la composición corporal por medio de técnicas antropométricas. En este sentido, señala el doctor Berral de la Rosa, responsable del grupo de Investigación CTS-595, “estamos observando que estos pacientes están deshidratados intracelularmente, presentan problemas de masa celular y de daño celular”.
 
En el proyecto se procede también a la extracción de muestras de sangre para medir el estrés oxidativo -que también está implicado en el origen de la fibromialgia- y el grado de inflamación, así como marcadores propios de enfermedades reumáticas.
 
“Al medir estos parámetros podremos determinar los cambios habidos antes y después de la intervención, y si esto se traduce en una mejoría”, señala el doctor Martín Bermudo, responsable del grupo de Investigación BIO-311. Esta intervención que se realiza a los pacientes consiste en la aplicación de campos electromagnéticos de bajo campo, suplementos nutricionales y ejerciciofísico”, explican los investigadores que trabajan en coordinación con el doctor Manuel Blanco. Además, a los pacientes se les realiza un test inmunológico alimentario SHC que determina la dieta a seguir.
 
A todos los pacientes se les realizan los estudios antes y después de los tratamientos, con el fin de evaluar las modificaciones inducidas por los distintos tratamientos.
 
Este proyecto está previsto que tenga una duración de aproximadamente un año. Aparte del estudio inicial, a los pacientes se les volverá a valorar a los cuatro meses del tratamiento para ver los cambios producidos y si ha habido o no mejoría. El objetivo final es lograr disponer de unos parámetros personalizados para cada paciente de manera que se pueda individualizar el tratamiento.

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