El Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Salamanca presentará al pleno de la Corporación municipal que se celebra esta semana una moción en la que reclama la puesta en valor de los restos arqueológicos del Botánico, abandonados desde hace quince años. "Tenemos por descubrir tesoros arquitectónicos y arqueológicos, lo que supone desconocer una parte relevante de la historia de la ciudad", destacó el portavoz socialista, José Luis Mateos.

Así, se propone iniciar los contactos con la Universidad de Salamanca, propietaria del terreno, para en la medida de lo posible buscar una solución al solar, salvaguardando y poniendo en valor los restos arqueológicos. Podrían enlazarse como un paquete turístico con el el Cerro de San Vicente, ya abierto para visitas, para conocer el origen de la capital del Tormes, añadió José Luis Mateos. De hecho, ya ha habido contactos con la institución académica, que se muestra abierta a estudiar la propuesta.

La propuesta del PSOE incluye que mientras se adopta una solución definitiva se pueda llegar a un acuerdo también con la Junta de Castilla y León, administración que tiene las competencias en patrimonio, para realizar unas obras no muy costosas que acondicionen la zona. En concreto, dotándola de pasarelas, itinerarios y paneles explicativos de lo que representan estos vestigios. Además de declararlos Bien de Interés Cultural. De ahí que esperan el apoyo de PP, Ciudadanos y Ganemos para este importante proyecto que con poco dinero puede reportar muchos beneficios a la ciudad.

Hace más de 15 años, desde mediados de 2001, y a escasos metros del epicentro de la ciudad,  se encuentran al descubierto los restos arqueológicos del solar del Botánico, que anteriormente acogiera unas pistas de atletismo. Entre estas ruinas se encuentran desde restos romanos a un convento, el de San Agustín. Estos terrenos abarcan un gran solar de unos 3.500 metros cuadrados. Sobre una parte del solar se construyó un aparcamiento subterráneo y, en otra, estaba proyectado levantar la Biblioteca de Humanidades de la Universidad, que hasta el momento no se ha llevado a cabo.

Importancia de estas ruinas

El solar del Botánico está lleno de Historia. Según recogen varios textos, allí estuvieron enterrados San Juan de Sahagún, patrón de Salamanca, y Fray Luis de León, una de las figuras más insignes de la ciudad. Además, confluyen varias culturas: cabañas  celtibéricas, algunos restos romanos, ruinas medievales, casas de la judería, el antiguo Colegio de Cuenca y el Convento renacentista de San Agustín. Allí vivió Fray Luis, predicó y pronunció su famosa frase a su vuelta a la Universidad, ?Decíamos ayer...". Se trata, por lo tanto, de un espacio con una riqueza patrimonial que durante siglos permaneció oculta bajo el suelo.  

Los primeros hallazgos en el lugar datan de 1856, cuando este solar fue objeto de la que está considerada como primera excavación de la arqueología salmantina, y que tuvo como fin la búsqueda de los restos de Fray Luis de León, para su traslado a la Capilla de las Escuelas Mayores de la Universidad. Por tanto, a la importancia arqueológica del solar debe añadirse, por lo expuesto, su indudable riqueza histórica.

Según el catálogo de áreas de protección arqueológica, la parcela situada entre la calle Balmes y la Cuesta de Oviedo es un área de gran amplitud que resulta fundamental para conocer la estructura urbana de la ciudad y destaca entre sus  estos, además del Convento de San Agustín y el Colegio de Cuenca, la calle de San Pedro. Tal es su valor que tiene un nivel de protección máximo, integral y estructural.

Las excavaciones arqueológicas antes mencionadas, realizadas en el año 2001, aportaron valiosas informaciones sobre las viviendas del siglo III y IV antes de Cristo, que fueron levantadas en la zona, cimentadas sobre pizarra y con muros de adobe, con grandes silos y estancias para el almacenamiento y para el desarrollo de actividades artesanales.  

Otros restos por descubrir

Testimonios de la época permiten hablar de la posible ubicación en este lugar del Templo  de San  Pedro, y posteriormente, en los siglos XIV y XV, cuando los frailes agustinos ya estaban en la zona, con una pequeña iglesia en una primera etapa y, posteriormente, con la gestión de domicilios que principalmente dedicaban al alquiler como viviendas-talleres para las distintas clases de artes y oficios.  

En el siglo  XVI, los monjes agustinos, ya propietarios de la zona, decidieron ampliar su pequeño templo, encargando en 1516 la construcción de un convento, el de San Agustín, al prestigioso Juan de Álava, que también participó en la construcción del Edificio Viejo de la Universidad y dirigió las obras de la Catedral Nueva, quien lo construyó con un tamaño similar al actual convento de San Esteban.  

Era un templo de una sola nave con crucero, con una capilla lateral que culminaba en una cabecera tripartita de tipo plano, con coro y cimborrio cuadrangular y flanqueado por contrafuertes, muy similar al del convento de San Esteban. Desgraciadamente, este templo sufrió varios incendios a lo largo de la historia que destruyeron su torre, derritió sus campanas, y provocó la pérdida de su importante biblioteca compuesta por ejemplares poco comunes y de gran importancia. La invasión francesa terminó por destruir numerosos vestigios.

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