-¿Qué influencia tiene que las clásicas desaparezcan en colegios e institutos?
Por otra parte, tiene que ver con la situación de crisis. En líneas generales se tiende a suprimir todas las plazas de las asignaturas que no tengan un número considerado “suficiente” de alumnos. Nosotros ahora tenemos por ejemplo un mínimo de tres plazas que se vaya a suprimir, una de ellas en Salamanca y dos en Ciudad Rodrigo. El problema que hay con esto, es que en clásicas no hay de donde retroceder: si quitan a un profesor, esto supone la extinción. Estamos intentando por todos los medios que no se supriman estas plazas, ya que en carreras como éstas, es prácticamente imposible volver atrás y reestructurarlo todo.
Vamos a reunirnos próximamente con la directora provincial para hacerle ver lo que supone para ciudad Rodrigo esta desaparición. Estos chicos no van a tener oportunidad a acceder a esa enseñanza.
Es un campo complejo; a veces se deja extinguir y otras -como esta- se corta de raíz. Somos conscientes de que con la crisis son muchas las especialidades afectadas, no sólo nosotros.
También está la Junta Nacional que se reúne con asesores en la Moncloa: el propio ministro Wert es muy tecnocrático y está vertido en asignaturas directamente aplicables. Entonces sabemos muy bien qué punto de vista se va a imponer. Si vuelve a salir un borrador o se confirma que la ley no es favorable a las humanidades, seguiremos intentando llamar la atención para cambiarlo y advertir el error que están cometiendo. Esta decadencia está propiciada por la política que viene de arriba.
La Universidad de Salamanca está muy centrada en las humanidades. Concretamente dentro de filología clásica, ya que es bastante antigua la especialidad y tiene mucho prestigio que luchamos por mantener. La universidad en sí, atrae estudiantes. En Valladolid hay otra especialidad y tienen menos alumnos, así que parte del mérito es de la tradición. De alguna manera Salamanca intenta ir siempre delante, y también esto tenemos esa capacidad, movilizarnos para despertar a los que siguen dormidos. Somos un departamento grande, con muchos alumnos. Es una lástima.
Los actos reivindicativos en cuanto a lecturas, partía de una asociación de Murcia, donde se consiguió movilizar a mucha gente. Nosotros desde la Asociación de Estudios Clásicos, estamos apoyando estos movimientos. Somos más de 5000 socios, una de las mayores a nivel de Europa. Nos reunimos 3 veces al año, y la próxima será en febrero. Además en muchos institutos se han hecho muchísimas protestas con gran acogida. De alguna manera, tenemos que hacer valer delante de cualquier gobierno, que no ha de ser el gobierno que pasó a la historia por acabar con los estudios clásicos.
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