La ciudad vieja de Salamanca no sólo fue en su día un prodigio de la arquitectura, repleta de monumentos. Intramuros se repartían numerosas huertas, dando lugar a la denominación de algunas calles que ha llegado hasta nuestros días. Es el caso de la calle Rabanal, aunque la historia de esta calzada trasciende mucho más allá de unos simples rábanos.
 
Ubicada entre el actual Palacio de Congresos y la Universidad Pontificia, esta calle ya aparece en los planos del siglo XV entre una serie de casas que posteriormente dejarían paso al colegio de San Pelayo, vulgo de los Verdes. Pero este edificio fue destruido durante la Guerra de la Independencia, dando lugar a un jardín botánico, como si la relación con la naturaleza siempre acompañara a esta calle por algún capricho del destino. 
 
La zona se transformó entonces en el denominado barrio del amor o del pecado, el conocido como barrio chino, donde el oficio más antiguo de la humanidad copaba sus calles. También en Rabanal, donde eran frecuentes los altercados entre los asiduos a los prostíbulos y entre las propias meretrices. Una imagen que se fue transformando a finales del siglo XX de cara al incipiente turismo de una Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

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