Jerezano de nacimiento pero salmantino de adopción por su relación familiar, atesora una amplia experiencia en Tráfico como técnico superior que es, al contrario que su antecesor en el cargo, con un perfil más político. Procedente de la jefatura de Zamora, cargo que ocupó desde 2005, antes ya trabajó en la provincia charra, tanto en la Jefatura como en el Centro Superior de Educación Vial. Miguel Moreno regresa ahora con muchas ganas, y sobre todo ideas, para contribuir a reducir la siniestralidad en las carreteras de Salamanca.
 
- Utilizando un símil, ¿qué tal el aparcamiento en el cargo?
- Bien, hay unos procedimientos estándar de trabajo pero no es menos cierto que tiene sus peculiaridades, su propia organización. Estoy en eso, en adaptar la estructura a mi forma de trabajar y conocer la carretera de la forma que hay que conocerla, de día y de noche. Porque la carretera es como un ser vivo, cambia muchísimo,
 
- ¿En qué sentido cambia?
- Pues donde había barreras no hay, o viceversa, señales, arbustos, cambia.
 
- Siendo técnico superior de Tráfico, ¿se nota mucho la diferencia entre un puesto administrativo y un cargo que parece más político?
- El puesto de director provincial de tráfico es absolutamente técnico, no se tiene capacidad de hacer político. Es un organismo autónomo y con unas directrices que hay que aplicar, la norma y la ley, aquí no hay criterios de oportunidad política. 
 
- Entonces, desde el punto de vista técnico, ¿qué le dicen los datos de siniestralidad que se ha encontrado en la provincia de Salamanca?
Que reflejan lo que ha sido una tendencia nacional de reducción importante del número de accidentes. Es verdad que en provincias sin un gran censo de conductores y vehículos puede haber bailes, pero al mirar hacia atrás ves que España redujo el 53% los fallecidos por accidentes y Europa el 45%. Salamanca está dentro de esa horquilla.
 
- Y en general, ¿cómo conducen los salmantinos?
- Es difícil precisarlo. Podría hablar del conductor español. En todos los sitios, cuando nos movemos, decimos, aquí no saben conducir. Se nota más en las ciudades, el conductor de la capital es evidentemente distinto al de otro municipio de la provincia. Podría hablar más de los pecados del conductor español.
 
- ¿Cuáles son esos pecados?
- No guarda toda la distancia de seguridad que debería, vamos muy pegados, reducimos un espacio vital esencial. El tema de la velocidad se ha asumido mucho pero no lo tenemos tan claro, no ha terminado de calar en toda la población, las máquinas y las carreteras permiten ir más rápido.
 
- ¿Qué es más efectivo, el miedo a la multa o la posibilidad de accidente?
- Todo juega su papel. Tenemos tres armas, el convencer a la gente a través de la divulgación, promover la educación vial, controlar a quien no cumpla la norma y promover un cambio de legislación.
 
- ¿Y la crisis incluye en que ahora se corra menos por miedo a una sanción?
- La crisis influye en todos los aspectos, en la seguridad vial sin duda. Estamos en número de desplazamientos muy por debajo de lo que correspondería a los tiempos, estamos en niveles de 2006. La movilidad ha bajado y hay menos desplazamientos, eso es menos exposición al riesgo y por tanto menos accidentes. La gente también retarda el tiempo de revisión de los vehículos y hay quienes la multa les puede suponer un trastorno importante para la economía familiar.
 
- Hablando de dinero, si le pidieran consejo para ahorrar combustible, ¿qué recomendaría?
- Los consejos de conducción eficiente, respetar los límites de velocidad, que es una manera garantizada de ahorrar, conducir siempre con la marcha más larga posible, con anticipación, es decir, no tiene sentido acelerar si al fondo hay un semáforo rojo, ventanillas cerradas en carretera, no tener el coche cargado innecesariamente y el cambio de marchas adecuado.
 
- Comenta que los conductores españoles no hemos acabado de asumir el asunto de la velocidad. Hay un debate sobre aumentar o no el límite de autovías y autopistas por encima de los 120 kilómetros por hora. ¿Será posible algún día?
- Es un debate que está ahí, efectivamente se ha planteado y se va a estudiar por parte del Gobierno en vías de alta capacidad. Si se hace, sería un aumento con señalización variable, en función de las circunstancias los límites podrán subirse o bajarse. Pero desde luego no se van a subir en carreteras secundarias. El mito del 130 alemán no es cierto, sólo el treinta por ciento de la red viaria alemana tiene el límite genérico de 130, y en Reino Unido, uno de los países punteros en seguridad vial, el límite es 110 kilómetros por hora. Quizás sería buena la idea de homogeneizar un límite de velocidad europeo.
 
- Entonces, si no se permite correr más, ¿por qué sí se permite a las marcas fabricas vehículos que incluso alcanzan los doscientos kilómetros por hora?
- Es un tema que compete a la industria automovilística, argumenta que los coches deben tener potencia para poder adelantar y superar situaciones engorrosas. Es el justificante, pero es verdad que hasta ahora la velocidad ha vendido mucho y ahí está el debate. Desde siempre la velocidad nos ha embriagado y es un tema muy sensible.
 
- ¿Y los radares, previenen o recaudan?
- Los radares, ante todo, protegen. Existe el mito de que se colocan en una recta para captar fácilmente a quienes corren y denunciar, pero aseguro por la experiencia que tengo en este trabajo que se tienen en cuenta muchas variables, densidad del tráfico, antecedentes de accidentalidad, geometría de la carretera, características de los vehículos que pasan por ahí, se tienen en cuenta esas cosas. Si tuviéramos la vocación de recaudar los radares no estarían avisados, la norma no establece que deban estar señalizados. Lo que queremos es hacer pedagogía, sin ánimo de recaudar, y el efecto está ahí, ahora se va mucho más despacio que antes, la media de velocidad en España ha bajado dos kilómetros por hora. Eso ha evitado muchos accidentes y sobre todo muchas muertes.
 
- En televisión se promueve una campaña para denunciar radares mal colocados de cara a que se cambien de ubicación.
- Es bueno que la sociedad civil señale si un radar no está lo bien que debería. Es bueno que se formen esos debates. Seguro que hay radares que pudieran tener una ubicación mejor, pero a veces quieres colocarlo en un sitio y es materialmente imposible, debiendo moverlo un poco porque técnicamente es inviable. Es bueno que la seguridad vial siempre esté en debate, que no sólo el conductor figure como culpable, que la administración asuma su parte. 
 
- Hace tiempo se anunció la instalación de nuevos radares en la provincia de Salamanca. ¿En qué situación se encuentran los trámites?
- El plan de radares se va a ver muy reducido con los recortes presupuestarios. A fecha de hoy no se puede decir cuántos de pondrán.
 
- Hablamos de velocidad, de correr, pero también hay quienes reclaman reducir los límites, sobre todo en la ciudad. ¿Qué opina al respecto?
- En los cascos urbanos el límite de cincuenta es superior, por eso el límite será reformado y se contemplará el límite de treinta kilómetros por hora en espacios seguros, donde se convive con ciclistas y peatones. Meterte por cualquier calle de Salamanca a cincuenta por hora ya no procede tanto.
 
- Con la crisis también ha crecido el número de motoristas, propiciando conductores que antes no han utilizado un coche.
- Se hizo una aplicación de una directiva europea, en algunos países todavía piden menos. Se han promovido muchos cursos voluntarios de conducción segura, la recomendación es que los hagan. La moto es un vehículo fundamental para la ciudad, pero tiene unas características propias. Se elevó la edad del ciclomotor a quince años y ahora se tienen que pasar unas pruebas prácticas. Yo fui conductor de ciclomotor con catorce años y sólo tuve que firmar un certificado declarando que conocía las normas de tráfico, y nada más.
 
- ¿Qué objetivos se ha marcado la Dirección Provincial de Tráfico para los próximos años?
- Se va a insistir mucho en el control de drogas y alcohol, vamos a tener conexiones con otras administraciones para tener mayor control de los vehículos en cuanto a ITV y saber el domicilio de las personas para que puedan defenderse cuando se formula denuncia, vamos a intentar evitar llegar a la publicación de los requerimientos, y sobre todo el tema de los peatones interurbanos, la gente mayor con el buen tiempo pasea por carreteras entre pequeñas poblaciones, y aunque las conoce muy bien no toma las medidas de precaución, van sin chaleco. Es una cosa que me preocupa. También está el fortalecer la relación con los centros de reconocimientos médicos, asegurarnos de que tenemos la máxima información del estado de salud de los conductores. Tráfico depende de muchas personas. Ahora con la administración electrónica muchos trámites se hacen solos, pero podemos hacer mucho más en la promoción de la educación vial, no sólo en las escuelas, también en colectivos como asociaciones de mayores, centros de día, de adultos, intentar una labor casi evangélica.
 
- Efectivamente, el futuro está en las nuevas tecnologías. ¿Con qué se está experimentando ahora?
- El tráfico es líder en Europa en sistema de inteligencia. El programa de gobierno es que se han construido muchas vías de alta capacidad sin equipamiento inteligente, hay que instalarlos, no tenemos sensores, paneles que informen de una congestión puntual o tramos en obras, cámaras de televisión en puntos estratégicos, estaciones meteorológicas que nos dicen la temperatura de la calzada o presencia de hielo, es un gran desafío. Hay que dotar a las carreteras de alta capacidad de estos medios. Ahora puedo ver el tráfico en la A-62, pero tenemos la A-50 que le falta ese equipamiento. También está la información que facilitan los GPS, debe generalizarse.
 
- El otro día se han presentado prototipos de vehículos capaces de conducir solos. Cuando se generalice, adiós a los técnicos de tráfico y guardias civiles, ¿o no?
- No, hombre (risas). La agrupación de tráfico de la Guardia Civil es fundamental. Al final le persona siempre hace falta. Por ejemplo, los radares han descargado de unas tareas que permite a los agentes atender muchas más cosas, estar más presentes en otros sitios. Una labor desconocida es el auxilio, están constantemente, reventones de ruedas de camiones, el señor que se queda sin gasolina en la autovía, cantidad de gente. Sin embargo, se llevan el sambenito de la labor más fea.

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