Hace ya un año, exactamente, desde que el reloj de la Plaza Mayor se averiara y no diera la doce campanadas de medianoche que marcan este 31 de diciembre la despedida del 2014 y la entrada al año nuevo. Fue, entonces, cuando la Policía Local improvisó mediante megafonía el sonido del reloj para que los que cada año se dan cita en el ágora charra pudieran comer las doce uvas y recibir con gozo y alegría al nuevo año.

Esta ocasión no fue como la anterior. Un nutrido número de salmantinos y vecinos venidos de otras provincias, incluso de Portugal, se dieron cita puntualmente antes de las doce de la noche a la espera del toque de las campanadas del reloj para despedir un ya inerte 2014 y dar la bienvenida a un recién nacido 2015. El reloj de la Plaza no falló y la tradición de la Nochevieja regresó a la normalidad en la capital del Tormes, donde se congregaron cuentos de personas.

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