Al mediodía el Rey confirmaba la renuncia al trono y explicaba los motivos. Así, cuando cumplió 76 años el pasado mes de enero consideró necesario preparar el relevo, comunicándoselo a su hijo y heredero, el Príncipe Felipe. Y es que "estos difíciles años nos han permitido hacer balance autocrítico de nuestros errores" para "abrir el camino a un futuro mejor". Futuro en el que "una nueva generación reclama el papel protagonista, merece pasar a la primera línea una generación con nuevas energías" para "afrontar con intensidad los desafíos del mañana. Quiero lo mejor para España".
Don Juan Carlos ha señalado a su hijo como la persona ideal para encabezar este desafío, como él lo hizo durante la transición de la dictadura franquista hacia la democracia. "Mi hijo Felipe encarna la estabilidad", dijo, y añadió: "El Príncipe tiene la madurez, la preparación y el sentido de la responsabilidad necesarios para asumir la Jefatura de Estado". Todo ello después de recordar que en su proclamación como rey asumió "el compromiso de servir a los intereses de España para que los ciudadanos decidieran su futuro". Por eso, "ahora al volver la mirada siento orgullo y gratitud. He querido ser rey de todos los españoles, he gozado con vuestros éxitos y he sufrido con vuestro dolor".
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