Así, hasta ocho provincias españolas se encuentran en mejor posición de partida de recuperación de la actividad inmobiliaria, teniendo en cuenta tanto su coyuntura macroeconómica (demografía, desempleo, crecimiento de la población, etcétera) como sus fundamentales inmobiliarios (precio de la vivienda, tasa de esfuerzo, stock, etc): Álava, Cantabria, Guipúzcoa, La Coruña, Madrid, Navarra, Valladolid y Vizcaya. Del mismo modo, existe un segundo grupo de treinta provincias, entre las que destacan Barcelona, Valencia, Sevilla o Islas Baleares que, sin presentar una coyuntura tan favorable, estarían en condiciones de normalizar su actividad en un momento posterior y a un ritmo menor. Por último, un grupo de doce provincias, entre ellas Salamanca, que necesitarán más tiempo para absorber el stock y dinamizar su mercado inmobiliario local.
La tasa de esfuerzo media de los hogares españoles (porcentaje de renta familiar dedicada al pago de la hipoteca de la vivienda), ha descendido progresivamente durante los últimos ejercicios hasta situarse en el 34,3%, nivel muy cercano ya a las cotas razonables de equilibrio. El motivo fundamental que explica dicho descenso no es otro que la caída acumulada del 22% en términos nominales del precio medio de la vivienda en España desde el inicio de la crisis.
Gran parte de las viviendas de obra nueva no vendidas en España se localizan además de en Madrid y Barcelona, en las principales provincias del Levante español, debido a su doble condición de mercado de primera y segunda residencia. De las 50 provincias analizadas, Barcelona (con 60.077 unidades), Castellón (54.274 unidades), Alicante (49.333 unidades) y Madrid (45.537) son las provincias que cuentan con mayor stock disponible. Badajoz (843), Cáceres (1.317) y Soria (1.966), por el contrario, son las provincias con menor stock de viviendas.
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