Los datos del paro publicados este martes por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social ponen de manifiesto un grave problema en la economía de Salamanca: el sector servicios está también tocado de lleno por la recesión. La provincia charra se caracteriza por el turismo, sobre todo tras el pinchazo de burbuja inmobiliaria, como fuente de riqueza y creación de empleo, pero la crisis pasa factura al bolsillo de los españoles y, con menos visitas, son necesarios menos trabajadores. Así, la hostelería y el comercio ya no tienen capacidad para absorber desempleados de otros sectores y pierden fuelle respecto a años anteriores, generando escasos empleos.
 
La última Encuesta de Población Activa (EPA) mostraba que el sector servicios ha perdido 3.600 trabajadores durante el último año en Salamanca .Los datos publicados ayer por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social vienen a corroborarlo, pues septiembre concluyó con 21.152 parados, 4.267 más que el año pasado, lo que supone que las listas del paro suman cada día once nuevos parados del sector servicios.
 
El turismo enlaza cuatro meses a la baja por primera vez
 
El único sector económico de Salamanca que había sobrevivido a la crisis también desfallece, pues el turismo ha enlazado cuatro meses a la baja por primera vez en más de una década en la provincia de Salamanca. Las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística muestran que entre junio y agosto hubo menos visitas y pernoctaciones, retrocediendo a cifras de hace un lustro pese a que durante la crisis este sector había aguantado el tirón e incluso en 2011 se registraron cifras de récord histórico.
 
Este verano han pasado por la provincia charra 254.504 personas, frente a las 279.786 entre junio y agosto del año pasado, lo que supone un descenso diario de casi trescientas personas. Sobre todo por el fuerte descenso de turistas nacionales, pues los extranjeros incluso aumentaron en junio, aunque después en agosto hubo un importante descenso. Y es que el bajón del turismo se registra sobre todo en los municipios rurales, pues la capital casi mantuvo sus cifras respecto al año pasado.
 
Lo mismo ocurre con las pernoctaciones, una cuarenta y tres mil menos, al pasar de 477.764 a 434.829. Y es que los turistas cada vez pasan menos tiempo debido a la menor disponibilidad económica como consecuencia de la crisis. Las vacaciones de quince días se han reducido este año a una semana, y las de una semana a poco más de un fin de semana, y así sucesivamente.

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