Los datos confirman que la segunda mano es una realidad cotidiana, particularmente en Internet (donde tuvieron lugar el 46% de las transacciones de nuestra encuesta). El 35% de los encuestados ha comprado algo usado durante el último año. Esta opción resulta especialmente popular entre los treintañeros. Solo un 20% de nuestra muestra se declaró no dispuesto a comprar segunda mano (especialmente los mayores de 50 años con buena situación económica).
La principal motivación para comprar algo usado es puramente económica: un 87% que deja poco espacio a los argumentos medioambientales (20%) y de consumo colaborativo (15%). En este mercado los roles no son estáticos: quien hoy es comprador puede ser mañana vendedor y viceversa. Un 27% de los encuestados ha vendido algún producto de segunda mano (y un 14% ha recurrido al trueque).
Un sector sin apenas quejas
Pese a ciertos miedos, la segunda mano no parece dar grandes problemas a los que optan por ella. Nueve de cada diez encuestados no tienen queja alguna. La minoría descontenta se lamenta sobre todo de haber comprado algo diferente a lo que realmente buscaba: un 5% de los descontentos contestó "lo vi por Internet y me lo imaginaba mejor"; un 4% dijo que el producto era "defectuoso o de calidad inferior a lo esperado".
Sin embargo, lo que manda es la satisfacción con lo comprado. Un 66% de los encuestados se declara muy satisfecho, un 29% medianamente satisfecho y solo un 5% dice estar poco o nada satisfecho con lo que recibió a cambio de su dinero.
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