La tasa de natalidad se frenó en Salamanca en el año 2009 tras un periodo de constante crecimiento, de hecho, en los años 2007 y 2008 se reflejaron unas tasas de natalidad inéditas llegando incluso a superar los niveles propios de principio de los años noventa. A partir de 2004, la tasa de natalidad salmantina comenzó a crecer de manera constante. Los principales motivos por este crecimiento demográfico entre ese año y 2008 se deben no solo a los cambios sociales y la situación económica del país, sino también a la llegada de más inmigrantes a la provincia.
 
Los niños nacidos en Salamanca cuyos padres son de nacionalidad extranjera se han incrementado esencialmente a partir del 2004. En este año, el 7% de los niños nacidos eran hijos de padres extranjeros. Posteriormente, a lo largo de los años este porcentaje ha ido aumentado llegando en el 2008 a su cúspide, con el 12% del total anual. 
 
A raíz de este año, la tasa de niños nacidos de al menos uno de sus padres de nacionalidad extranjera se ha visto reducida consideradamente debido a la emigración de muchos de ellos y a la situación económica por la que padecen. Asimismo, a partir de este año la tasa de natalidad anual total de la provincia de Salamanca también se ha visto en retroceso. Esta simultaneidad por lo tanto no es una simple coincidencia. No obstante, el declive demográfico salmantino no solo se debe el movimiento de los inmigrantes, sino también mayoritariamente por la decadente situación económica del país.
 
Con respecto a este segundo fenómeno, los salmantinos obstan por retrasar su decisión de tener hijos debido a la incertidumbre que genera la crisis actual. Hoy en día muchos de los salmantinos no saben si tendrán trabajo a largo plazo, no saben si tendrán que emigrar o si se quedaran, lo que genera que decidan posponer la decisión hasta que estén seguros que podrán proporcionar todo lo necesario a sus hijos. 

Tanto la decisión de posponer tener hijos como otros cambios sociales, por ejemplo el aumento del número de mujeres salmantinas que optan por estudiar y posteriormente encontrar un trabajo estable antes de dar ese paso, han generado, entre otras cosas, que aumente la media de edad de las mujeres en tener su primer hijo. A lo largo de las últimas décadas este porcentaje ha ido aumentando progresivamente, aunque se ha acentuado mucho más en tiempos de crisis. En el año 2000 en pleno auge económico, las salmantinas esperaban a tener su primer hijo a una media de edad de 30,77 años, el en 2008 aumentaba a los 31,61 años y el año 2012 ya rozaba los 32 años de media.

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