Una idea de negocio que últimamente está proliferando es la venta de ropa, tanto presencial como a través de Internet, con la estampación de diseños propios, por lo que con esa idea hemos acudido a un par de sucursales bancarias. Entre comprar la maquinaria, los materiales necesarios y adecuar un local en el paseo de Canalejas hemos solicitado un crédito aproximado de unos 20.000 euros a un plazo de amortización de cinco años.
Tanto los bancos como las cajas nos hablan de la Línea ICO para emprendedores, unos préstamos que van destinados a cubrir las necesidades de circulante y a las inversiones productivas dentro del territorio nacional. Ambas sucursales remarcan la importancia de un aval para dar validez al proyecto, mientras que te informan de las amortizaciones, que en el caso del banco oscilan entre el 6,76% y 7,58% y en el caso de la caja de ahorros rondaría el 7,35%.
En la hipótesis que nos ocupa, la entidad bancaria nos ofrecería una amortización del 7,58% que a cinco años nos obligaría a pagar cada mes 401,51 euros, lo que supondría que al final del periodo habríamos pagado 24.090 euros, 4.090 más de lo que pedimos al principio. Por su parte, en la caja el pago mensual no llegaría a los 400 euros mensuales.
Únicamente esta es la letra ‘gorda’ que cuentan, pero de sobra es sabido que la letra pequeña de los contratos es la que acaba ahogando a los empresarios cuyos negocios no marchan todo lo bien que desearían. Y esta hipótesis sólo analiza los créditos bancarios, que dejan al margen todo el posterior asunto de los impuestos a los que debe hacer frente una empresa...
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