“No es una huelga contra nadie, sino contra unas formas de hacer. Tenemos el PIB hipotecado al cien por cien, hay que pedir créditos para pagar deudas. Podemos cambiarlo, pero no divididos y resignados a la caridad. Volveremos a los años sesenta, en que cada rico mantiene a sus pobres”, aseguran los responsables provinciales de los sindicatos convocantes de la huelga general del próximo miércoles, 14 de noviembre, la Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras. Afirman que “cuando alguien impone derechos, hay que salir a la calle. El Gobierno no puede ser sumiso del capital alemán, de la invasión económica, es el cuarto Reich, sin sangre, pero con hambre, miseria y esclavitud”. Por eso, consideran que “esta huelga es también importante para los desempleados, el mantenimiento de sus economías depende de nuestra capacidad de negociación, para que los desempleados no pierdan poder adquisitivo”.
 
- ¿Qué repercusión esperan de la huelga general?
- Emilio Pérez: Sabemos que es una huelga muy complicada, que la situación del mercado laboral que vivimos va a provocar que tengamos que hacer un esfuerzo para organizar, le estamos pidiendo a la parte trabajadora de la sociedad que no considera un descuento de un día de salario es un gasto, una pérdida, sino una inversión mirando al futuro, porque existen razones sobradas para decir basta, la cantidad de derechos que estamos perdiendo no tiene ningún tipo de precedentes. Somos conscientes de que la ciudadanía tiene muchas ganas de manifestarse permanentemente, lo estamos comprobando, cada vez es mayor el número de gente, cada vez somos más los colectivos capaces de confluir. Estamos convencidos de la respuesta positiva.
- Agustín Rodríguez: Las dificultades que existen en un porcentaje alto vienen generadas por el miedo de lo que la reforma laboral ha representado y debemos enfrentarnos a ello. Aun no siendo fácil, hemos de saber exactamente qué es lo que nos está pasando y recordaría que en este momento son treinta años de lucha lo que diez meses se han llevado por delante. 
 
- El 62% de los salmantinos piensa que la huelga general no va a servir para nada.
- Agustín: Llevamos ya dos años machaca que machaca, es verdad que todo esto cansa, es más de lo mismo, y me siento impotente para parar esto, si por mucho que proteste, sigue viniendo. Pues ése es el espíritu sindical. Nosotros no podemos resignarnos en ningún momento a unas medidas que atentan contra un estado de bienestar creado con el esfuerzo, sacrificio y aportación económica de toda la masa de trabajadores de este país. Luchas históricas sindicales que alguien ha decidido, por intereses económicos, destruir el modelo social. Hay países en la Unión Europea que por desgracia nos llevan uno o dos años de adelanto en todas estas medidas y podemos aseverar que no son mejores que lo que teníamos.
- Emilio: Somos conscientes de la campaña de desprestigio que estamos permanentemente sufriendo, sabemos que este Gobierno tiene medios y recursos que lo que están haciendo es intentar desmontar cualquier tipo de actividad, de movilización, que estamos llevando a cabo, pero sí que palpamos el sentir de la ciudadanía, de los trabajadores, de parados, pensionistas, jóvenes, emigrantes… Las huelgas sirven, porque el contexto no es una huelga política, es la manera más fácil de acercar la huelga al Partido Socialista por la oposición que no sabe hacer. No estamos haciendo los deberes a la oposición, es una huelga social, porque se están rompiendo todos los derechos, y una huelga económica, porque lo que se está pretendiendo es poner en marcha una política de espaldas a la ciudadanía, de cara a la Unión Europea, para estrangular la economía de este país.
 
- ¿Sirvieron para algo las dos huelgas anteriores?
- Agustín: Es verdad que el Gobierno está haciendo oídos sordos, pero no es menos cierto que está actuando de manera totalmente contraria a lo que prometió constitucionalmente. Cuidado que nos estamos jugando es el principio democrático, el sufragio universal, con una promesa electoral y alguien que jura llevar a efecto eso contraviene toda la norma, se vuelve en contra y las convocatorias de huelga son el último recurso después de plantear toda la negociación posible. Todas han tenido una repercusión benefactora después porque han recortado las medidas e incluso se han llegado a negociar alternativas. Este Gobierno se ha jactado de que las pensiones las subió un uno por ciento, eso fue un acuerdo posterior a la huelga, cuando negoció con las centrales sindicales. Las huelgas sí que tienen efectividad y fruto, no es inmediato, no les queda más remedio que oír a la calle.
- Emilio: Se pretende dar una vuelta a todo el sistema de bienestar, potenciar lo privado sobre lo público, acabar con el acceso universal a la sanidad, la educación y los servicios sociales. Hay que hacer ver a Europa que no estamos muertos, que no estamos vendidos, que no nos vamos a resignar, la tensión social constante, por eso es una huelga ibérica junto con Portugal y con protestas en otros países.
 
- ¿Qué le dirían a quienes aseguran que los sindicatos se han convertido en partidos políticos, funcionando como ellos?
- Agustín: Es cierto que todos hemos vivido una situación de bonanza económica fingida bastante importante. Pero, eso sí, a nosotros nos diferencia una cosa con toda la clase política. A pesar de eso, hemos seguido siempre denunciando la situación por la que estábamos atravesando, el no cumplimiento de las normas tanto por parte de empresarios como la administración pública, hemos participado de forma activa en todas las reivindicaciones planteadas en beneficio de los ciudadanos. Ahora se necesitan culpables y el primero que tiene el Gobierno es los sindicatos, porque hemos denunciado constantemente la mala gestión y las privatizaciones. Las centrales sindicales ni hacemos leyes ni gobernamos, hemos sido los únicos inspectores y denunciantes de todas las irregularidades cometidas. No es momento de reproches, sino de reconquistar derechos. Ése es el fin. Hay que desenmascarar a los culpables de esta situación, esto no puede salirle gratis a los que han tenido en su mano la decisión y han cobrado por ello.
- Emilio: No hay que quedarse en lo inmediato. Desde la Transición los sindicatos nos hemos pasado veinte años luchando en la calle y las empresas, y logrando derechos, entre CCOO y UGT tenemos el 85% de la representación de los trabajadores. Después, en diez años de bonanza económica, estuvimos ayudando a mejorar, porque somos organizaciones de trabajadores nacidas de las empresas. Nos hemos ganado cotas de representación y de poder que ahora el Gobierno quiere demoler, porque somos influyentes y podemos hacer una contrapolítica social. En estos últimos cinco años vienen a por nosotros, a desprestigiar lo que durante los treinta años anteriores hemos conseguido. El Gobierno enfrenta a desempleados con empleados, a los trabajadores del sector público con los del sector privado. Es su estrategia.
 
- Precisamente el sindicato mayoritario entre los funcionarios, CSI-F, no apoya la huelga general. ¿Repercutirá en el seguimiento que haya?
- Agustín: Es un acto importante de hipocresía.
- Emilio: Absolutamente.
- Agustín: No se puede estar en misa y repicando. Es el colectivo que mayor porcentaje de dinero y derechos ha perdido. No se puede ser central sindical y después de lo que ha acontecido poner excusas. ¿Al final a quién representamos y defendemos? UGT y CCOO, con independencia de quien estuviera en el Gobierno, hemos dicho basta. No nos hemos sentido nunca reos de nadie, porque las subvenciones a los sindicatos están recogidas en la ley como a los partidos políticos, patronal y hasta la Iglesia. El resto es mentir vilmente. Es una retirada de CSI-F para salvar muebles  propios, no pensando en sus representados.
- Emilio: Es un tirón de orejas que el Partido Popular ha hecho a una organización que comulga el cien por cien con sus pensamientos. Hay una raya que el PP no permite pasar a CSI-F, se han lanzado a una vorágine reivindicativa en la calle para intentar ganar espacio en el sector privado, pero es la primera organización que se retira de la movilización y hará el paripé con el Gobierno en la negociación de las administraciones públicas, dará consentimiento a los despidos de 2013. No consentimos hipocresías y dobles caras. Si se está en la reivindicación, se está con todas las consecuencias.
 
- Y los parados, ¿cómo hacen huelga el 14N?
- Agustín:  Hay un atentado contra el Estado de Bienestar. Los recortes han sido comunes para todos, por eso nuestra bandera es la generalidad. La huelga la puede hacer todo el mundo, por eso puede ser una huelga de consumo, de protestar en la calle haciéndose escuchar. El silencio entre los trabajadores es utilizado por el Gobierno como que la sociedad es partidaria de sus medidas. También se puede hacer huelga informando, porque el capital se ha hecho dueño de todo, del poder económico, del judicial y del mediático. A través de las urnas le hemos dado también el poder legislativo. Repito, hay culpables, vamos a desenmascararlos. Un parado también puede hablar para saber qué es lo que está pasando. Una huelga no se hace para perjudicar a una nación, una región o una empresa. Cuando alguien impone derechos, hay que salir a la calle. El Gobierno no puede ser sumiso del capital alemán, de la invasión económica de Alemania en Europa, esto es el cuarto Reich, Alemania nos está invadiendo, sin sangre, pero con hambre, miseria y esclavitud.
- Emilio: Resulta bochornoso ver la destrucción de 600.000 puestos de trabajo en un año. El Partido Popular se erigió como el partido de los parados, pero al llegar al Gobierno cada vez empobrecen más a la ciudadanía. Hasta la llegada de la reforma laboral hemos intervenido en todos los expedientes de regulación de empleo para mantener su puesto de trabajo o que se vayan en las mejores condiciones. Eso es algo palpable. Gracias a la negociación con la Junta de Castilla y León se mantendrán las ayudas a los parados, pero en paralelo hay propuestas para orientar, formar y promocionar a los desempleados. Ahí están las actas de lo que mensualmente y trimestralmente estamos aportando, iniciativas para devolver a los parados al mercado laboral. Esta huelga es también importante para los desempleados, el mantenimiento de sus economías depende de nuestra capacidad de negociación, para que los desempleados no pierdan poder adquisitivo. Pero el Gobierno quiere cargarse los servicios públicos de empleo, quiere crear una clase elitista entre los desempleados a través de agencias privadas de colocación.
 
- ¿Están en peligro las prestaciones por desempleo?
- Emilio: Hay una amenaza permanente, calificando de vagos y sinvergüenzas a los desempleados. Ojo, a corto plazo pueden desaparecer las prestaciones, asegurando que es un premio que no se merece el mal trabajador.
- Agustín: Se está abandonando a los desempleados a su suerte. La empresas de trabajo temporal son propiedad de los grandes bancos, por eso quieren esa parte del pastel.
- Emilio: La propia reforma laboral habla de la ineficacia de los servicios públicos de empleo. Es una estrategia de desprestigio, gestionar mal para justificar el desmantelamiento.
- Agustín: Es de una voracidad tal el apropiamiento de las grandes empresas… Un empleado que no cumple se va a la calle y pierde su dinero, pero un empresario que no cumple no tiene más pena que devolver el dinero. La Justicia no es justa ni proporcional. Las empresas aportan, pero no el empresario. Los trabajadores pagan dos veces el subsidio por desempleo. Faltan iniciativas para salir de la crisis, si el Gobierno lo está haciendo mal, igual la oposición.
 
- Entonces, ¿cómo piensan movilizar a los indecisos para participar en la huelga general?
- Agustín: Animaría a la ciudadanía a que esta huelga tiene que marcar un antes y un después, tiene que ser un clamor contra las medidas del Gobierno, queremos un Gobierno para los españoles. No es una huelga contra nadie, sino contra unas formas de hacer. Tenemos el PIB hipotecado al cien por cien, hay que pedir créditos para pagar deudas. El fin de todas las medidas es la privatización y especulación de los servicios públicos, quieren acabar con todo y esto necesita una respuesta unánime, contundente, cada uno en la medida que lo pueda hacer, incluso los jubilados pueden acudir a la huelga, nos puede ocurrir como Portugal, que la gente se está muriendo en sus casas porque no puede pagar el médico. Aquí podemos cambiarlo, pero no divididos y resignados a la caridad. Volveremos a los años sesenta, en que cada rico mantiene a sus pobres.
- Emilio: Que la gente decida libremente de qué manera quiere manifestar su rechazo a la grave situación del país. Es una huelga contra la miseria y la injusticia. Hemos perdido sanidad, la copagamos, educación, derechos sociales, los ricos son más ricos y la ciudadanía se empobrece día a día. Y lo que queda por pasar, porque el Gobierno ha reconocido que 2013 será un año de permanente recesión, y Europa ya ha dicho que con estos presupuestos no se va a ningún sitio, se hizo por interés electoral en Galicia, País Vasco y Cataluña. A partir de ahí, nos queda mucho por perder si no salimos a la calle a decir que nosotros no, nos estamos jugando el sistema público de pensiones de la noche a la mañana. No vamos a hablar de porcentajes, queremos que se visualice que es un día distinto, no queremos una jornada conflictiva y enfrentarnos a los trabajadores. Eso se acabó.

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