Decía Sócrates que sólo hay un bien, el conocimiento, y sólo hay un mal, la ignorancia. El miedo acrecienta la segunda, sobre todo en esta época en que las nuevas tecnologías facilitan que cualquier información se dé por cierta sin haber sido antes contrastada, y que además se difunda cual virus en rápida expansión. De virus, precisamente, se habla y mucho durante las últimas semanas a raíz del ébola. Una enfermedad que parecía no existir al quedar alejada del mundo occidental, allá en la zona más deprimida de África, de repente genera incluso más pavor que el sida. ¿Qué sabemos realmente acerca de los virus de transmisión? Conviene, más que nunca, acudir a los expertos para recibir una información veraz y correcta. 
 
La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), que agrupa a la gran mayoría de los microbiólogos clínicos y especialistas en enfermedades infecciosas españoles, recuerda a la población que el actual brote del virus del ébola no se contagia por vía aérea, sino que se transmite por contacto con fluidos de personas infectadas por este virus. Esto significa que se deben extremar las precauciones en el entorno de una persona infectada por ébola, pero al tratarse de un virus no contagioso por vía aérea, el resto de la población no tendría que llevar a cabo medidas especiales para evitar el contagio. Además, la persona no es contagiosa hasta el inicio de los síntomas lo que facilita las medidas de protección.
 
El ébola es un filovirus descrito por primera vez en 1976. Su infección puede provocar una reacción hemorrágica generalizada en el organismo que acaba afectando a todos los órganos, como los pulmones, los riñones o el hígado. Se trata de un virus de origen animal y el daño que provoca en el organismo se desencadena directamente por el virus y también por la propia inflamación que provoca el organismo al intentar defenderse.
 
La tasa de mortalidad del ébola es muy elevada (del 50-90%) pero hay que tener en cuenta que las probabilidades de supervivencia aumentan con los cuidados médicos adecuados. “La calidad de los cuidados que recibe el paciente puede marcar el desenlace final de la enfermedad”, comenta el doctor José Antonio Pérez Molina, infectólogo y vocal de la Seimc. En los países de África donde ha tenido lugar este brote los sistemas sanitarios son precarios y los cuidados que se pueden ofrecer en estas unidades no siguen los mismos protocolos que en Europa, de ahí que “un paciente tratado en Europa o en un país avanzado tendrá más posibilidades de sobrevivir”, afirma el doctor Pérez Molina.
 
Síntomas iniciales similares a los de una gripe
 
Los pacientes que sufren esta enfermedad presentan inicialmente un cuadro de síntomas parecido al de una gripe, con fiebre, dolores articulares y dolores musculares. Después se van sumando otros síntomas como problemas digestivos (nauseas, vómitos y diarrea), alteraciones neurológicas y hemorragias. La presencia de un cadáver de una persona fallecida por ébola requiere de medidas especiales pero no entraña riesgos para la población general
En relación a la alerta mundial decretada por la Organización Mundial de la Salud, la Seimc puntualiza que el ébola es un problema que atañe a todos y es necesario ayudar a los países que han tenido este brote porque por sí mismos no están siendo capaces de manejarlo debido a la precariedad de sus sistemas sanitarios. Igualmente, es importante que las autoridades sanitarias estén alerta sobre la posibilidad de aparición de casos en su territorio y establezcan las medidas necesarias en marcha.

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