Una hilera de diversas variedades de quesos, pan y diferentes mermeladas. Parece una cata cualquiera pero no lo es. Detrás está ‘latt.40’, una empresa agroalimentaria con sede en el parque científico de la Universidad de Salamanca que un buen día vio la oportunidad cruzando Fuentes de Oñoro.

Al otro lado de la frontera, el vecino portugués sabe hacer bien las cosas en la mesa y exhibe una producción agroalimentaria muy apreciada por estas latitudes. El nombre comercial no es casualidad.

Para darlo a conocer, nada mejor que utilizar el espacio de innovación de la Universidad de Salamanca.  También para demostrar, entrando por el estómago, que aún hay margen para innovar en el sector agroalimentario; que todavía es posible buscarse un buen aliado  portugués para dar de comer a dos países sin nada que envidiar a las grandes distribuidoras y que puede hacerlo un equipo de jóvenes sin necesidad de tubos de ensayo ni sesudas fórmulas científicas. Dar bien de comer no tiene secretos; solo hacen falta buenos productos y un poco de confianza en lo que España y Portugal son capaces de lograr cuando arriman el hombro.

 
 

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