Además, la falta de precipitaciones de agua y nieve también está afectando al nivel de los pantanos, lo que va a condicionar los riegos y por tanto, lo que se siembre en regadío.

Desde el 1 de septiembre pasado, en la mayoría del territorio peninsular y Baleares, las precipitaciones no llegan al 75% de lo normal y en algunas zonas de Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura y Castilla y Leon no alcanzan ni la mitad.

El año pasado, la superficie sembrada de girasol aumentó bastante. El motivo fundamental fue que en el invierno 2010/11 pasado sucedió exactamente lo contrario a lo acaecido ahora. En otoño llovió mucho, por lo que en muchas zonas se retrasaron tanto las siembras, que los agricultores sembraron menos cereal de ciclo largo del el que inicialmente tenían pensado y lo sustituyeron por girasol. Esta campaña de siembra, la superficie de girasol podría disminuir con respecto a la anterior, debido al aumento por necesidad que experimentó la superficie de esta oleaginosa el año anterior.

Según los últimos datos de Avances de Superficie del Ministerio de Agricultura, la superficie sembrada de cebada de seis carreras habría descendido en un 3,2% con respecto a la campaña pasada. Estos datos todavía son muy preliminares y habrá que esperar a nuevos datos, pero el descenso podría deberse a un aumento de intención de siembra de girasol.

Si la ausencia de lluvias persiste, la siembra de maíz en algunas zonas de Aragón, Castilla y Cataluña podría verse muy condicionada. Quedaría por ver si estas superficies se dedican a siembras de cebadas y trigos de ciclo corto, que tendrían que estar haciéndose o al menos planteándose, o los agricultores se decantan por la siembra de girasol, que es un cultivo con menos necesidades hídricas que el maíz y últimamente está muy bien de precio.

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