El Ministerio recuerda que el 30 por ciento de la producción agraria mundial se desperdicia cada año

 El Ministerio recuerda que el 30 por ciento de la producción agraria mundial se desperdicia cada año
El Ministerio recuerda que el 30 por ciento de la producción agraria mundial se desperdicia cada año
La Subdirección general de Estructura de la Cadena Alimentaria del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, destacó que “el 30 por ciento de la producción agraria mundial se desperdicia cada año”, lo que supone un total de 1.400 millones de hectáreas cultivadas. En España el desperdicio de alimentos alcanza los 7,7 millones de toneladas al año, un dato que nos sitúa como el séptimo país europeo que más comida desaprovecha”, seguido de Italia y Polonia, con 8,8 y 9 toneladas, respectivamente.

Según un estudio de la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (Hispacoop), cada hogar desperdicia un promedio de 76,4 kilos de comida al año, aunque solo un 9% de ellos reconoce que tira alimentos a la basura con cierta frecuencia. El Ministerio propone la necesidad de intensificar la colaboración entre todos los sectores, desde la producción y la distribución hasta los consumidores, con el fin de lograr un funcionamiento más eficiente de los procesos que intervienen en la cadena alimentaria para conseguir así una efectiva reducción de los alimentos que son desechados. Los resultados de estas iniciativas aportarán beneficios sociales, económicos y medioambientales para el conjunto de sociedad, apuntó la subdirectora general, Esther Valverde, quien reveló que muchas  de las acciones contempladas en las cinco áreas de actuación de la estrategia ‘Más Alimento, Menos desperdicio’, iniciada en 2013 con el objeto de limitar las pérdidas y el desperdicio de alimentos, “ya han sido puestas en marcha y están funcionando según lo esperado”. 

Estas áreas se refieren al desarrollo de ámbitos del conocimiento de los límites y circunstancias que afectan al problema del desperdicio de alimentos; al establecimiento e identificación de modelos de buenas prácticas y estrategias para su difusión y promoción; a los aspectos normativos que pueden afectarle; a la colaboración con otros agentes; y al fomento y desarrollo de nuevas tecnologías que ayuden a minimizar la magnitud del desaprovechamiento alimentario.

Se trata pues de “fomentar un cambio de actitudes, métodos de trabajo y actuaciones de todos los actores implicados en la cadena alimentaria” con el fin de “paliar un problema, como es el del desperdicio de alimentos, que preocupa no solo a España, sino también a Europa y al resto del mundo”. 

 
 

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