Investigadores del Centro Hispanoluso de Investigaciones Agrarias (CIALE) de la Universidad de Salamanca y de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) colaboran en el estudio del hongo Botrytis cinerea, un patógeno muy dañino que se alimenta de diversos cultivos de interés agrícola, como la vid. En la actualidad, está en marcha una investigación sobre la posibilidad de luchar contra este hongo a través de virus que disminuyan su agresividad.
 
María Ángeles Ayllón Talavera, investigadora de la UPM, ha visitado hoy en CIALE y ha ofrecido una conferencia sobre los estudios que realiza su equipo. En declaraciones a DiCYT, ha explicado que Botrytis cinerea es uno de los hongos más importantes para los científicos de todo el mundo, porque afecta a unos 200 cultivos. “Es un hongo necrotrofo, es decir, que destruye los tejidos vegetales para alimentarse de ellos. Cuando un cultivo está infectado, avanza rápidamente y produce pérdidas muy importantes, tanto en el campo como en almacenes tras la cosecha”, agrega.
 
En Castilla y León representa una amenaza para la vid, por eso es objeto de estudio del grupo de investigación de Ernesto Pérez Benito, científico del CIALE, que colabora con la UPM desde hace tres años. “Nos facilitó aislados del hongo procedentes de campos de vid de la región. La colección que tiene es una de las más amplias que existe de cultivos de campo y nos ha venido muy bien porque hasta entonces estábamos trabajando con los que procedían de invernaderos de Almería de cultivos hortícolas”, indica María Ángeles Ayllón.
 
Los productos químicos han sido hasta ahora la mejor herramienta para combatir el hongo, pero debido a la gran variabilidad genética que muestra Botrytis cinerea, este control resulta cada vez menos eficaz. “Se generan variantes del hongo que son resistentes a los químicos“, señala la experta, así que muchos investigadores buscan alternativas. “Nosotros estamos trabajando en el estudio de los micovirus que lo infectan. Aunque no tengan efectos sobre el fenotipo del hongo, producen una disminución de su virulencia”, apunta.
 
Compatibilidad genética
 
La estrategia consiste en depositar en el campo cepas del hongo infectadas con el virus que lo hace menos agresivo, de manera que si el virus se contagia a otros hongos, los daños serán menores. Esta fórmula se ha aplicado con relativo éxito en el caso del chancro del castaño, pero depende de la compatibilidad genética entre distintos microorganismos aislados, de manera que el virus pueda pasar de una cepa del hongo a otra.
 
En cualquier caso, aunque no produjese los efectos deseados, los micovirus pueden convertirse en una herramienta útil para estudiar el hongo propiamente dicho, ya que “cuanto más conoces de un patógeno más posibilidades tienes de luchar contra él”.

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