¿Año nuevo, Conservatorio nuevo?

Con el comienzo del nuevo año, profesores, alumnos y familiares del Conservatorio Profesional de Música de Zamora retoman las concentraciones a las puertas del edificio para reivindicar un nuevo centro. Llevan casi una década reclamando mejoras pero la Junta de Castilla y León continúa haciendo oídos sordos a sus demandas desde que la Diputación le tranfiriese su titularidad en 2007

 ¿Año nuevo, Conservatorio nuevo?
¿Año nuevo, Conservatorio nuevo?

¿Año nuevo, Conservatorio nuevo? Alumnos, familiares y profesores del Conservatorio Profesional de Música de Zamora volvieron a manifestarse a las puertas del inmueble para seguir exigiendo la reforma del actual edificio o la construcción de un nuevo centro. 

“Lo que queremos es un Conservatorio adecuado, que tenga los requisitos mínimos que tiene que cumplir; una opción es reformar y adecuar el actual aunque los expertos desde el punto de vista económico dicen que no tendría ningún sentido realizar toda esta inversión de dinero en un edificio de estas características, quizá sería más barato hacer uno nuevo, que es la otra opción”, resumía Ana María Vivar, presidenta de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos.

Recientemente, desde el AMPA realizaron una “encuesta de infraestructuras” para sondear la opinión de toda la comunidad vinculada al centro. Pese a que solo lograron 124 respuestas (en la actualidad hay un total de 325 alumnos), las conclusiones del estudio fueron esclarecedoras: “el centro no reúne condiciones para su función de conservatorio […] el edificio es una calamidad”.

En el informe, la acústica fue señalada como el principal problema y la principal prioridad. “Estás en clase y oyes lo que están tocando en otra, no hay insonorización”, se quejaba durante la concentración Claudia, una niña de 11 años estudiante de piano. En este sentido, José Ignacio Petit, profesor de percusión, añadía: “cuando das una asignatura de grupo y hablas de aspectos de afinación, lo primero que le decimos a los chicos es que se tienen que escuchar. Pero en una sala en la que no se escuchan, ¿qué van a ensayar?”, se preguntaba recordando los más de cuatro segundos de reverb del “auditorio” (antigua capilla del inmueble). “Eso es una locura, es insoportable”, exclamaba. 

La accesibilidad es otra de las dificultades del edificio. Exceptuando la rampa de acceso de la entrada, la comunidad se queja de las numerosas barreras arquitectónicas que posee el edificio, de tres pisos sin ascensor, y cuya segunda planta se encuentra inutilizada por motivos que se desconocen. “Los niños pequeños se ven obligados a subir grandes instrumentos como contrabajos o violonchelos por las escaleras”, critican desde el AMPA. Un obstáculo aun mayor para los alumnos con muletas o en silla de ruedas, quienes no pueden acceder al tercer piso, tal y como remarcaban Ana y María, alumnas de corta edad que este jueves sujetaban junto a sus compañeros una pancarta de grandes dimensiones en la que se podía leer “Conservatorio nuevo en Zamora ¡¡Ya!!”. 

En cuanto al aislamiento térmico del inmueble, Petit nos explicaba su particular 'termostat'o: “la calefacción se pone a tope para que los de arriba tengan un poco de calor pero los que damos clase en la planta de abajo tenemos que tener las ventanas abiertas”. En relación a las viejas instalaciones y al estado de salubridad, el pequeño Luis clamaba “¡Hay bichos, hay hormigas por las paredes y escarabajos!”.

Instalaciones

Respecto a la dotación, los padres se quejan de las “vitrinas vacías” de la Biblioteca, sin fondos, mientras que los profesores acusan la falta de un banco de instrumentos: “muchos tienen que traer de casa su propia equipación y tampoco existe un banco de instrumentos para poder facilitarle los instrumentos a las familias sobre todo en los primeros años de curso”. 

Por último, la ubicación también es objeto de debate. Los que defienden su situación actual argumentan a su favor la facilidad de aparcamiento dada su lejanía con el centro de la ciudad. Una premisa que también es utilizada por los partidarios de acercar el Conservatorio al corazón de la ciudad, por seguridad y por la captación de un mayor número de alumnos. “El centro no está ni en la vía pública, se encuentra en un rincón de un espacio de la Diputación que no está bien iluminado; los niños no vienen solos por miedo lo que supone un esfuerzo más a los padres tener que desplazarse dos o tres veces por semana para acompañarles, muchos lo acaban dejando por esta razón”, lamentan. 

Como desde hace casi una década, alumnos, padres y familiares volverán a concentrarse cada semana a las puertas del centro para reivindicar, en definitiva, lo que resumía con pesadumbre Mario, estudiante de Sexto de 18 años: “reivindicamos un centro que permita ejercer lo que tiene que permitir al tratarse de un Conservatorio, es decir, unas instalaciones para poder estudiar música porque el actual no las tiene sobre todo en aspectos de acústica: es imposible estar estudiando un instrumento oyendo lo que toca el del aula de al lado y de la siguiente y el de la siguiente; llevo diez años estudiando aquí... solo pedimos que no se deje de lado la música en la Educación”. 

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