El calvario de una zamorana con incontinencia fecal: cuatro años sin rastro de su vida anterior, sin poder salir de casa y con el alma destrozada

“No es justo que te traten así, te hacen sentir como si no importaras”

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El calvario de una zamorana con incontinencia fecal: cuatro años sin rastro de su vida anterior, sin poder salir de casa y con el alma destrozada
El calvario de una zamorana con incontinencia fecal: cuatro años sin rastro de su vida anterior, sin poder salir de casa y con el alma destrozada

A sus 44 años, María A., una vecina de un pequeño pueblo de Sanabria, está viviendo un calvario. Un calvario por su enfermedad, pero no solo por eso, sino por encontrarse en ocasiones en manos de “profesionales” que le dan la espalda y que incluso tienen con ella un trato “vejatorio” ante el que se siente impotente.

María A. daba a luz hace cuatro años a un bebé y durante el parto sufrió un desgarro. No sentía el ano y tras siete días en el hospital los profesionales le dijeron que fuese a clases de suelo pélvico. Siete meses acudiendo sin cambios ni soluciones y se le acababa la baja maternal teniendo que regresar al trabajo.

María A. trabajaba en un colegio y su incorporación fue dura. Tenía que llevar pañales y las ventosidades se oían, obviamente los niños se enteraron y ante esta situación cuanto menos incómoda para ella, la empresa le ofreció cogerse una excedencia para que la pudieran operar y cuando todo terminara se reincorporase.

En su día le cosieron mal y finalmente tuvo que ser operada en León para después llevar a cabo una larga rehabilitación. El resultado, “cada vez peor”. Pidió prórroga de la excedencia, se le acabó tras tres años y tuvo que solicitar la baja con la que lleva ya un año. Cuatro años sin rastro de su vida anterior, sin poder salir apenas de casa, sin poder acudir a su trabajo y con el alma destrozada.

Y es que su situación no acaba aquí. Tras el sufrimiento por la enfermedad, María A. procedió a solicitar pañales a la Seguridad Social, un gasto continuo y necesario para ella, pero la sorpresa ha sido que se los han denegado porque “solo se cubren los pañales para incontinencia urinaria, no fecal” y aún así, no pierde la esperanza y los ha vuelto a solicitar.

Tras este hecho que le resulta incomprensible, el lunes acudía a la inspección sanitaria para continuar con la baja y vivió momentos muy duros realmente insospechados. “Me dijeron barbaridades, que soy una mentirosa y que me lo he inventado, cuando ahí están todos los partes e informes de mi incontinencia grave y crónica, que me lo había buscado, que qué quería ahora, mucha gente como tú quiere cobrar”.

M.A. no salía de su asombro y ha querido hacer pública su situación y que la sociedad zamorana sepa que, aunque tengas una enfermedad que con 44 años no te deja vivir la vida, te puedes encontrar con personas con escasa sensibilidad. “Durante tres años solo quería curarme, no salía de casa, no hablaba con la gente de mi enfermedad por vergüenza, y ahora con el comienzo del colegio de mi hijo no tengo más remedio. No es justo que me traten así, te hacen sentir como si no importaras”.

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