El próximo mes de septiembre se reanudarán los trabajos de excavación del castro de El Prado de la Carrera, ubicado en Candeleda (Ávila). El pasado verano se realizó la primera campaña con interesantes resultados sobre un enclave que los arqueólogos fechan en la Edad de Bronce, lo que convierte a este yacimiento en un lugar único en la Sierra de Gredos. Los restos de una cabaña, una muralla y cerámicas fueron los principales hallazgos de los sondeos de 2013, que ofrecen algunas pistas sobre la vida de sus pobladores, que eligieron un lugar estratégico y espectacular, situado a más de 1.200 metros de altura.
 
“Es un cerro inexpugnable”, afirma en declaraciones a Dicyt César Marco Pérez García, arqueólogo director de la excavación. El yacimiento se encuentra al pie de dos cumbres gemelas situadas en el Valle del Tiétar conocidas como Hermanitos de Tejea, sobre las gargantas de Tejea y Alardos, que constituyen líneas de defensa natural. Desde allí se domina visualmente un amplio territorio, así que tiene un fuerte componente estratégico y probablemente también simbólico, de manera que tendría dos funciones, siendo a la vez un santuario y una posición defensiva. En cualquier caso, los científicos saben muy poco acerca de la comunidad que decidió vivir en este lugar, ni siquiera si lo hacían de forma continua o sólo en los meses de buen tiempo o en fechas relacionadas con determinados ritos.
 
El asentamiento tiene cinco hectáreas de superficie, con una zona más elevada y otra más llana, donde los arqueólogos centraron sus esfuerzos el pasado año en busca de evidencias de asentamientos humanos. Destaca una muralla de al menos 200 metros de longitud, 3’75 metros de anchura y de unos 85 centímetros de altura en la actualidad, que en origen serían varios metros aprovechando también la pendiente natural del terreno sobre el que se asienta.
 
La cabaña
 
“Lo más interesante” de la primera campaña de excavación fue la localización de una cabaña cuya presencia se adivina por la existencia de 13 agujeros de poste que forman una planta circular u oval. Los investigadores hallaron semillas calcinadas en la localización de esta choza que podría haber estado construida con postes de madera y techumbre vegetal y cuya función es desconocida.
 
En esta primera aproximación, financiada por el Ayuntamiento de Candeleda, los arqueólogos no encontraron otro tipo de construcciones, a pesar de que la robustez de la muralla hace pensar en un asentamiento prolongado. Además, en todo el castro se encuentran por decenas molinos barquiformes utilizados en la prehistoria para moler a mano el grano, así como numerosos fragmentos de cerámica pertenecientes a ollas, cuencos y recipientes de almacén.
 
Los trabajos de laboratorio ayudarán a extraer más información de todos estos materiales que fueron encontrados por un equipo de ocho arqueólogos. Dentro de pocas semanas, la segunda campaña ofrecerá nuevos datos de un yacimiento cercano a otro más conocido, el de El Raso, mucho más cercano en el tiempo, puesto que es de época prerromana.
 

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