Después de haber mirado de frente a la muerte y de haberla burlado, saben que el miedo es el mejor aliado para superar situaciones límites en las que hay que poner en juego la vida de uno mismo para salvar la de personas a las que ni siquiera conocen. De todas formas, a pesar de haber convertido el riesgo en algo cotidiano, se consideran unos privilegiados por tener un trabajo que les apasiona.

Isidoro, más conocido como 'Bumer', y Ángel, dos de los diez agentes que forman el Grupo de Rescate de Intervención en Montaña (Greim) con base en Sabero (León), no olvidarán nunca el accidente que sufrieron el 8 de junio de 2003 cuando acudieron a socorrer a un parapentista accidentado en el Pico Espigüete (Palencia), a casi 2.500 metros de altitud. Una corriente térmica provocó que una pala de un rotor del helicóptero que los transportaba chocara contra unas rocas cuando estaban llegando a la cumbre. Después, el aparato se precipitó contra el suelo y rodó ladera abajo despidiendo en su caída a Bumer, Ángel y al anterior jefe del Greim, Escanciano, así como a los dos pilotos.

Afortunadamente, una cicatriz en el rostro que le acompañará toda su vida es el único recuerdo que ese accidente le dejó a 'Bumer', aunque lo que todavía le encoge el corazón fue la tragedia del 25 agosto del 2014. Aquel fatídico días tres compañeros fallecieron en una accidente en La Polinosa (2.160 metros), en el extremo norte de la provincia de León, en una de las ascensiones más bellas y exigentes de la Cordillera Cantábrica.

Una corriente térmica también fue la culpable de que una de hélices del helicóptero golpeara contra las paredes de la montaña cuando el sargento Enrique Ferrero, el jefe de este Greim, estaba con un pie en la aeronave y otro en la pared y se disponía a subir a un deportista accidentado. Sólo él sobrevivió.

Pero a pesar de estas duras bofetadas, la montaña sigue teniendo una atracción irresistible para unos atípicos guardias civiles."Después de pasar quince días ingresado el hospital Clínico de Valladolid recuperándome de mis heridas, lo que más echaba de menos era regresar a la montaña. Volver a participar en un rescate fue lo que más me ayudó para olvidar lo ocurrido", recuerda Ángel.

Además de la satisfacción del deber cumplido, el eterno lema de la Guardia Civil, quizá por la dependencia emocional que tienen de la montaña o por miles de horas que han pasado juntos en situaciones complicas, los miembros del Greim de Sabero son como una gran familia.

Nacho, uno de los benjamines del grupo, reconoce que aunque desde crío tenía fascinación por la montaña y la escalada, fue al comprobar la forma de trabajar el Greim cuando tuvo claro cuál sería su futuro profesional. Además, la casualidad quiso que 'Bumer', que 2016 cumplirá sus 30 años de destinos en Sabero, fuera uno de los guardias civiles que le rescató cuando, siendo un crío se perdió en la ascensión al Curavacas (Montaña Palentina) y, en pleno invierno, tuvo que pasar toda la noche al raso

"Hay semanas que después de más de un rescate o de duros ejercicios, llega el fin de semana y lo que realmente te apetece es volver de nuevo a la montaña y disfrutar de la naturaleza sin la presión de saber que la vida de alguien depende de tu trabajo. Cada vez que sales la montaña siempre te ofrece algo diferente", confiesa Nacho.

'Bumer', con un hermano destinado en el Greim de Jaca, y con un hijo que también ha seguido sus pasos y está trabajando en el grupo con base en Panticosa, asegura que lo mejor de este trabajo son los compañeros."En condiciones extremas, cuando la cosa se pone muy fea, no importa si estás o no de guardia, todos sabemos dónde debemos estar". Por el contrario, prefiere olvidar algún rescate complicado en el que, "después de dejarte el alma, el herido no es capaz de mirarte a la cara y darte las gracias".

A pesar de que los montañeros cada día están más concienciados de que las imprudencias en la montaña se pueden pagar muy caro, el sargento Ferrero argumenta que en la mayoría de los accidentes se producen al encadenarse una serie de factores, aunque los más habituales son los cambios repentinos en las condiciones meteorológicas y la falta de nivel técnico de los montañeros.

"La mayoría de los rescates a los que nos enfrentamos son nocturnos y tienen como denominador común la falta de planificación del descenso. Por lo general, la gente suele preparar bien las ascensiones, pero no ocurre lo mismo a la hora de desandar el camino y se olvida que las bajadas también entrañan una serie de peligros. Así, lo habitual son alertas de personas desorientadas a las que durante el descenso se les hizo de noche, o de montañeros que debido a la falta de luz han sufrido un accidente", explica Ferrero.

En estos casos de operaciones nocturnas, pero también cuando las condiciones meteorológicas impiden volar a los helicópteros o cuando la única forma de llegar hasta los heridos es a pie, es cuando se activa el Greim, los único cuerpo de rescate preparado para actuar en estas situaciones extremas. En los últimos años, en toda Castilla y León los equipos de montaña de la Guardia Civil vienen haciendo una media de 90 intervenciones de rescate, de las que aproximadamente un tercio corresponden a este grupo.

Lugares más peligrosos

La Torre de la Palanca, Collado Jermoso y Las Colladinas, en Picos de Europa; Peña Ubiña (Asturias); el Espiguete (Palencia); Peña Negra o el pico Cornón (León), y las rutas del Cares y de Vega de Llos, ambas en la localidad leonesa de Posada de Valdeón, son algunos de los escenarios en los que intervenieron el pasado año los agentes de Sabero, en el que sumaron más de cuarenta rescates, lista a la que, por desgracia, también se suman los cadáveres de tres montañeros.

Muchos de estos escenarios se repiten y todos los miembros de este grupo tienen claro que más pronto que tarde tendrán que volver a Peña Ubiña, una de las montañas que la estadística coloca al frente de las más peligrosas.

Además del Greim de Sabero, que tiene como principales zonas de actuación la Cordillera Cantábrica, los Picos de Europa y la Montaña Palentina, en Castilla y León la Guardia Civil también tiene desplegados grupos especiales de montaña en las localidades abulenses de El Barco de Ávila y Arenas de San Pedro, que tienen como principales de zonas de actuación las Sierras de Gredos, Francia y Béjar, y en Riaza (Segovia), que tiene como principal zona de actuación el Sistema Central. Además, las provincias de Burgos y Soria también son apoyadas por el Greim de Ezcaray (La Rioja).

Estos grupos de montaña cuentan con perros adiestrados en búsquedas de desaparecidos por avalanchas y trabajan en coordinación con el Servicio de Emergencias 112 de Castilla y León.

Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios

Lo más leído