La Policía Nacional recibió en su sala del 091 una llamada alertando de un posible episodio de violencia doméstica en una vivienda familiar.
Cuando los agentes se personaron en el domicilio, fueron recibidos en el portal por el hermano del agresor, ya que no se podía abrir la puerta de acceso, debido a que su hermano había arrancado de cuajo el telefonillo del hogar cuando se percató de que la policía había sido avisada.
La víctima avisó a los agentes de la situación, previniéndoles que su hermano estaba nervioso y como loco, para que adoptaran las oportunas medidas de seguridad. Cuando la Policía entró en el dormitorio del detenido, se toparon con un sujeto que esgrimía un hacha, haciendo movimientos agresivos hacía los agentes, siendo amenazados de muerte si intentaban acercarse hacia su persona.
La situación requirió templanza por parte de los policías, que durante la intervención incluso tuvieron que utilizar los escudos protectores, llegando finalmente a disuadir al sujeto para que depusiera en su actitud logrando retirarle el hacha y evitando así, males mayores hacia el agresor y hacia los propios intervinientes. En el momento de la detención, continuó mostrando agresividad causando lesiones a un agente.
Al parecer, la discusión familiar se había originado por motivos económicos con la madre del detenido, la cual se encontraba encerrada por miedo en su dormitorio, y habiendo mantenido también una pelea con su hermano cuando éste trataba de defender a la madre de ambos.
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