Son momentos de observar los fallos, de colocar a los más altos delante y detrás, de situar a cada costalero en un lugar para que nada falle, porque el día de la procesión no podrá cambiarse.
Miran los pies bajo el trono para detectar el detalle a mejorar, y caminan por el polígono, a la espera de que llegue Semana Santa y puedan culminar, lo que no han hecho por la lluvia los tres últimos años, ya que el último ni siquiera pudieron salir.
La Hermandad de Jesús Redentor ante Caifás y Nuestra Señora de la Estrella de Ávila celebró desde el miércoles su triduo, con el traslado de la imagen del Señor en andas, desde Las Gordillas hasta la Parroquia del ICM, que regresó el viernes. El sábado se celebró la jura de los nuevos hermanos y el domingo un besapie.
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