No hubo paz para los vencidos. En los años de la posguerra, los presos se acumulaban en las cárceles franquistas. Se estima que, a principios de 1940, unas 270.000 personas se hallaban privadas de su libertad, muchas de ellas por motivos políticos. La situación alcanzó un punto crítico que llevó al nuevo régimen a aplicar un sistema de redención de penas por el trabajo, en base a una normativa aprobada en 1938.

Con esta ley en la mano, el dictador logró 'rentabilizar' la saturación de sus cárceles y demás centros de internamiento a través de trabajos forzosos en diferentes obras públicas. Los presos eran conducidos al lugar de faena, donde pasaban los días realizando una labor dura y, en ocasiones, peligrosa sin percibir remuneración o por un 25% del salario de los hombres libres. Las empresas privadas que gestionaban la obra sí abonaban el sueldo completo, pero el Estado se quedaba el 75% restante para costear los gastos de manutención de sus arrestados.

Zamora no se libró de ser testigo de la esclavitud de estos presos. Dos de las grandes obras realizadas en la época en la provincia llevan consigo la mancha de haberse aprovechado de los trabajos forzosos impuestos a los perdedores de la Guerra Civil. Es el caso del Canal de Riego Toro - Zamora y de la última parte del túnel y la puesta en marcha de la vía de ferrocarril en Padornelo.

Canal de riego Toro

En el primero de los casos, se construyeron dos grandes conducciones para un cauce hidráulico artificial derivado del Río Duero. El primero de los túneles, en Toro, tenía una longitud de 1.930 metros; el segundo, en Fresno de la Ribera, de 2.400. Ambos se realizaron con una altura de tres metros. Allí, tanto los presos como los hombres libres trabajaron en tres turnos diarios de ocho horas sin que las obras se detuviesen y en condicioness de escasa seguridad.

Los reos que trabajaban en Toro fueron desplazados al Alcázar, mientras que los de Fresno de la Ribera se ubicaron en el destacamento penal situado en la localidad. Allí, entablaron una buena relación con los habitantes del pueblo, que interactuaron "sin miedo" con los presos, según explica el experto en la materia, Cándido Ruiz, y que incluso celebraron fiestas y bailes junto a ellos: "De política no se hablaba absolutamente nada", advierte el historiador. Algunos llegaron a intimar tanto que se tiene conocimiento de, al menos, cuatro matrimonios entre estos trabajadores forzosos, que procedían de Cataluña, Levante, La Mancha y Baleares, y mujeres de la zona.

Túnel de Padornelo

En el caso del túnel de Padornelo, las obras para abrir el espacio como tal finalizaron en diciembre de 1939, por lo que los presos apenas tuvieron que trabajar durante unos meses en ellas. A pesar de todo, las informaciones recogidas de la época hablan de "condiciones infrahumanas" y de la aparición de silicosis, una enfermedad de las vías respiratorias, relacionada con la inhalación de partículas de sílice.

De todos modos, también está confirmada la presencia de presos en los trabajos posteriores de construcción de la vía, que se prolongaron hasta bien entrados los años 50. Los reos vivían alojados en barracones en el campamento de Santa Bárbara de Nueva Puebla, situado en el término municipal de Requejo.

Otros reclusos

A pesar de que las dos grandes obras vinculadas a los esclavos del Franquismo son las mencionadas anteriormente, también se tiene constancia del trabajo de presos en una panadería de Toro, en la construcción de la Azucarera de la misma localidad y en la plantación de arbolado en la zona de Valorio, ya en la capital.

*Una parte importante de la información ha sido extraída del capítulo dedicado a Zamora del libro 'Cárceles y Campos de Concentración en Castilla y León', escrito por el historiador leonés Javier Revilla Casado.

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