Los juegos masivos de niños en San Isidoro obligan a un operativo especial de vigilancia en León

La Policía Local activa con el buen tiempo una labor de vigilancia y apercibimientos a familias de colegios privados concertados del Casco Histórico por las "muchas quejas" de balonazos y pintadas, que tambien soliviantan a los guías turísticos y algunos visitantes.




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Cuando el número es excesivo y el control por parte de las familias no todo lo férreo que debiera, algunos juegos infantiles dejan de ser un juego de niños. Y ese problema tiene en León capital un escenario muy concreto y problemático: el atrio de la joya del arte románico que es San Isidoro.

Decenas y decenas de críos, alumnos de los varios colegios privados concertados que acoge el Casco Histórico de León, aprovechan el buen clima que ha comenzado a hacer desde hace varias semanas para convertir este espacio, porticado, diáfano y prácticamente exento de riesgos, en su patio de juegos cuando las clases terminan cada tarde. Algunos acompañados por sus padres o madres, otros en espera de sus progenitores.

Desde las cinco y media en adelante, San Isidoro sustituye para estos menores al parque y al campo de fútbol -por otra parte, de los primeros no hay prácticamente ninguno dentro del recinto amurallado, sólo un diminuto espacio de ocio para muy pequeños, instalado hace poco por el Ayuntamiento-. Y el barullo y la aglomeración da paso, algunas veces, a problemas más serios. 

No es difícil comprobar, del modo que ilustra esta información, cómo algunos pequeños se dedican a pintar sobre los muros del protegido templo de la basílica románica del siglo XI, dejando plasmados sus 'trabajos' de colores en algunas ocasiones apercibidos por sus cuidadores o progenitores, pero otras veces no.

Quejas de los turistas, canalizadas por la Asociación de Guías

Los balonazos que provocan los improvisados y diarios partidos de fútbol son otro importante inconveniente. No pocas veces, destacan responsables de la Asociación de Guías Turísticos de León, se ha empleado como portería la Puerta del Perdón y su valioso conjunto escultural del tímpano. Por cierto, que este inconveniente es para las portavoces de la asociación es sólo uno de los más relevantes y preocupantes, aunque acaso no superior al tráfico rodado nada excepcional por lugares como la Calle Ancha, incluido el tránsito del tren turístico, que ya ha causado en menos de dos años sendas víctimas mortales, la ultima hace menos de una semana.

Las quejas de los profesionales del turismo, y de los propios visitantes, hacia algunas actitudes de los alumnos de la zona y la permisividad paterna han sido vertidas en abundantes ocasiones en el propio Museo de San Isidoro, el que alberga el cáliz de Doña Urraca al que la concejala Margarita Torres atribuye por un documentado Santo Grial y que por eso ha convertido la basílica en un centro de peregrinación turística aún más demandado.

Cada primavera y principio de curso

Pero estos problemas son mucho más que una percepción. Son un hecho, y de dimensiones considerables. Al menos lo suficiente para que el propio intendente jefe de la Policía Local de León, Martín Muñoz, admita que cada primavera y hasta final de curso escolar, así como en las primeras semanas del mismo, ha de ponerse en marcha desde este cuerpo policial municipal un "operativo especial de información" por parte de los agentes, recordando a las familias que el civismo y la educación social forman parte de una convivencia tranquila en este punto de la ciudad.

"Con una amonestación suele ser suficiente"

No es que sea habitual denuncia alguna, ni tampoco sanción, porque "los niños son pequeños y lo habitual es que con una amonestación, diciéndoles que eso no se debe hacer, suele ser suficiente". Aunque al día siguiente, si el tiempo es bueno, todo vuelva a repetirse. Incluso le consta a la Policía Local que en algunos casos, aunque sean excepcionales, los menores quedan solos en la zona del atrio y alrededores por espacios amplios de tiempo, a la espera de la llegada de sus cuidadores y familiares, que por lo tanto no se encuentran en el lugar para controlar sus acciones.

Son "muchas quejas", admite Muñoz, quien insiste que con esta situación ocurre algo similar a lo que pasa con algunos padres que se aprovechan de la apertura excepcional al tráfico de la plaza de San Isidoro para llevar y recoger a sus hijos a los centros escolares de la zona, dejando sus vehículos durante un plazo excesivo de tiempo.

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