La cuarta y penúltima semana del juicio que se sigue en la Sala Tercera de la Audiencia Provincial de León por la muerte el 12 de mayo de 2014 de la que fuera presidenta de la Diputación y del PP, Isabel Carrasco comenzará con testimonios de varios policías. Las pruebas periciales balísticas y de informática centran parte de la sesiones en las que también se presentarán los informes psiquiátricos sobre las acusadas.

Será la ocasión para que la defensa de Montserrat González, autora confesa de los disparos, intente demostrar que padece un trastorno de ideas delirantes, por lo que entendía que dado el sufrimiento que Carrasco había infringido a su hija, "no tenía más remedio que darle muerte haciendo justicia y un beneficio a la Humanidad, al tratarse de una persona con una maldad fuera de lo común".

Por su parte, el letrado que representa a Raquel Gago defiende que ésta no asumió el impacto de la noticia de la detención de su amiga Triana el día de los hechos que se juzgan y ello le produjo una disfunción denominada disonancia cognitiva.

Mientras la vista alcanza su última semana completa -la conclusión de las sesiones está prevista para el miércoles 17-, las jornadas anteriores no han servido para sostener la tesis defendida por Triana del amaño de la plaza de oposición de ingeniero de Telecomunicaciones en la Diputación de León, a la que la acusada aspiraba, daba por hecho que iba a ser para ella porque -según su testimonio- así se había decidido.

La oposición

Todos los testigos aseguraron que no se produjo ninguna irregularidad en la convocatoria y algunos subrayaron que Carrasco estaba especialmente interesada en la limpieza de ese proceso, después de que una convocatoria anterior en la que la inmensa mayoría de los que la aprobaron estaban relacionados con trabajadores o cargos políticos de la institución fuese recurrida en los tribunales.

El jefe de Personal de la institución sí reconoció que él hubiera desarrollado la prueba -a cuyo primer examen concurrieron 33 personas y sólo una lo superó- de otra manera, dado que el asesor contratado para la ocasión corrigió las respuestas en Valladolid y no acudió posteriormente a la lectura y defensa del texto del ganador de la plaza.

También en la tercera semana del juicio se negó, por parte de los testigos, que la víctima tuviera algo que ver con las revisiones que la Agencia Tributaria le hizo a Triana tanto de sus declaraciones de la renta con de las del IVA por su actividad como autónoma. La acusada no logró testimonios favorables a sus tesis en ningún aspecto e incluso un testigo, al que la defensa llegó a preguntar si padece problemas de memoria, aseguró no recordar haberla ofrecido un trabajo al margen de la Diputación ni haber coindicido con ella en una cena de celebración y en un funeral.

Raquel, protagonista

La agente de Policía Local fue la protagonista de la última jornada de juicio de la semana, con testimonios de su novio, hermana y amigas. De sus declaraciones sorprende especialmente el hecho de que la amiga de Triana no contase a sus seres más cercanos que había estado con ella y con su madre poco antes del crimen y que minutos después del asesinato la primera se acercó a su coche, que ella le abrió de forma instintiva.

También llama la atención, y así se lo reprochó el policía nacional al que ella avisó de que había localizado el arma en su vehículo cuando movió un asiento para meter una bicicleta, que después de saber que madre e hija habían sido detenidas, no pusiese en conocimiento de algún superior su encuentro con Triana aquella tarde.

Un encuentro que la hija de la dueña de la tienda de manualidades cuya apertura estaría esperando Raquel cuando su amiga apareció, ve como totalmente fortuito porque da por hecho que la policía local estaba esperando que abriera. "Me parece muy injusto todo esto. Me siento fatal porque mi madre estaba muy enferma y estaba la tienda cerrada", manifestó entre lágrimas que contagió a Gago porque está convencida de su inocencia y de que la causalidad la llevó a estar en el lugar equivocado en el peor día posible.

Discrepancias

Las discrepancias en los testimonios de los policías que revisaron el coche de Raquel Gago cuando ésta advirtió del hallazgo del bolso que contenía otro bolso con el revólver marcaron el final de la sesión del jueves. No opinaron igual sobre si su tamaño impediría o no ocultarlo debajo del asiento del copiloto. Dos de los que prestaron testimonio ven imposible ocultarlo en ese punto y un tercero cree que sí entraría, tal y como sostiene la defensa de la agente local, que ejerce Fermín Guerrero, quien pidió disculpas a cada testigo por su incomparecencia el miércoles de la semana pasada, cuando estaban previstos sus interrogatorios.

La jornada del jueves dejó otros momentos reseñables como el 'no, no, no, no' que enfatizó el fiscal en un momento de la vista, el 'piropo' de un abogado de la acusación al calificar de "muy bueno" al de la defensa de Triana y Montserrat al tiempo que le reprochaba sus "argucias" o la frase que según se dijo pronunció Raquel cuando conoció la detención de su amiga y su madre: "Pobre la abuelina, se va a morir cuando se entere". También se conoció la insistencia de Triana de compartir una plaza de garaje en las proximidades de la vivienda de Isabel Carrasco y de la sede del PP el Paseo de Salamanca y del domicilio donde residía Carrasco, donde se encuentra la sede del PP, "para pasar de algo malo a algo bueno para ella", según relató la amiga a la que se lo pidió.

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