Empieza un nuevo día. Ducha, desayuno y el resto de las rutinas diarias, que incluyen ventilar un poco la casa. En el sexto piso de uno de los edificios del barrio de Las Viñas, no muy lejos de la Estación del Ferrocarril, José Manuel García abre la puerta del balcón y se lleva un tremendo sobresalto cuando se encuentra cara a cara con una lechuza.
 
El ave rapaz nocturna es un precioso ejemplar adulto de lechuza común, también conocida como lechuza de los campanarios o, por su nombre científico, ‘Tyto alba’. “Claramente, durmió en la terraza cerrada. Tiene que haber entrado por la noche a través de un hueco muy pequeño de la ventana, no más ancho que la palma de mi mano. Estaba en el tubo de la caldera, que no sé cómo habrá pasado ahí la noche”, explica a Zamora24horas José Manuel. “Fui a salir a la terraza y se debió de asustar, saltó desde el tubo y empezó a revolotear. Había tan poca abertura en la ventana que la tuve que coger para que no se hiciera daño en las alas. No tenía ninguna anilla de identificación ni nada parecido, así que suponemos que era un ave silvestre que se desorientó y se metió en la terraza. Le sacamos la foto y la soltamos desde una terraza interior tomando impulso”, añade.
 
José Manuel aprovechó bien los dos minutos que tuvo la rapaz en sus manos para mostrársela a su familia, como la forma más especial e inusitada de empezar la mañana. “Mis hijos la pudieron ver de cerca. La verdad es que es un ave preciosa. La acariciamos con mucho cuidado y la suavidad de sus plumas es increíble”, dice. “Creo que sabía que no corría ningún peligro con nosotros porque estuvo muy tranquila en el poquito rato que estuvo con nosotros hasta que la soltamos”, anota.
 
La anécdota ha llamado la atención de un biólogo consultado al respecto por Zamora24horas ya que, aunque de vez en cuando se da el caso de que alguna rapaz nocturna “se despiste en la ciudad por tener los ojos adaptados a la baja intensidad lumínica”, sí resulta muy raro que un ejemplar adulto entre en un balcón. “Las lechuzas tienen un radio de acción bastante amplio pero es mucho más probable que venga de lugares próximos abandonados o poco frecuentados que de un bosque. Podría rondar por la zona de la Universidad, el convento o la zona del futuro Palacio de Congresos”, señala el experto. “Es un ave maravillosa, liviana. Cuando la tienes en la mano, casi ni la notas. Sus plumas no son como las de los demás pájaros, es decir, no cortan el aire por eso no hacen ruido. Es su secreto para cazar pequeños roedores sin que se percaten de su presencia hasta que ya es tarde”, detalla.

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