Las alcaldesas de Zamarramala, un cargo honorífico y simbólico que este año le cumple a Áurea Tabanera y a Paz Ceballos, han querido quemar hoy con el "pelele" todo lo que hace daño a la sociedad: desde el maltrato machista a la envidia o el odio que han enviado al fuego purificador.

Como ocurre desde 1227, durante la celebración de la fiesta en honor de santa Águeda, con un tiempo desapacible en forma de frío y nieve que no ha impedido la presencia de cientos de visitantes, uno de los atractivos ha sido la quema de un muñeco de paja (pelele), al que las alcaldesas han despojado de la carga sexista.

Ataviadas con traje de gala y manteo rojo, Tabanera y Ceballos han reiterado que el monigote no se debe de identificar con un hombre, incluso han dejado al público que decida lo que le gustaría destruir, lo peor del ser humano, pero entendiendo que no hay que menospreciar al varón para poner en valor a la mujer.

En este tono de reconciliación ha discurrido una fiesta que ha comenzado muy pronto para las alcaldesas, quienes han salido a la calle tras dos horas vistiéndose, todo un ritual en el que colaboran otras mujeres, y exhibiendo el bastón de mando, entregado en una ceremonia, días pasados, por el alcalde de Segovia, Pedro Arahuetes.

Primero ha salido Paz, la última en casarse, que ha ido a recoger a Áurea, más novel en el asunto de los desposorios.

Este es un momento muy especial para las mujeres de Zamarramala que sirven felices y encantadas a la mártir de Catania, lo que se va pasando a madres a hijas, que cumplen el mismo ritual cada año.

Las campanas han anunciado la salida de la procesión desde la parroquia de Zamarramala, encabezada por el baile de las mujeres casadas con el traje castellano y el mantón de manila, hasta detenerse en un lugar desde donde se vislumbra el Alcázar de Segovia, el que consiguieron recuperar los zamarriegos después de que las mujeres encandilaran a los sarracenos.

De ahí el privilegio de poder mandar un día al año, con hombres resignados haciéndose cargo de las tareas domésticas, todo "de buen rollito", como relatan las alcaldesas, haciéndolo más llevadero y visitando los diferentes puestos donde se sirve chorizo cocido al vino.

Con el fondo de la fortaleza que fue sede de los Reyes de Castilla, un soltero y un casado han tremolado las banderas y alabardas arrebatadas en la reconquista del Alcázar, un momento muy especial para las familias de los protagonistas, y vuelta a la iglesia donde ha tenido lugar la misa oficiada por el párroco Juan Santos Cuesta.

Antes de emular a las hogueras de San Juan, cuando arden los bajos instintos, ha pregonado la fiesta la presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), Elsa González, para quien el futuro del periodismo está en las mujeres.

González ha lamentado que, pese a que son mujeres el sesenta por ciento de la plantilla en las redacciones y el setenta por ciento de los matriculados en las facultades de Periodismo, no haya una representación proporcional en los puestos de responsabilidad en los medios, que no alcanza el veinte por ciento.

El Matahombres de Oro, remedo del alfiler con el que las mujeres se sujetaban las enaguas y que esgrimían para espantar a los hombres que se les acercaban en los bailes, ha ido a parar a manos del actor Luis Callejo, recién llegado de rodar series como "Alatriste" o "Crossing line".

 

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