El poeta chileno Juan Cameron (Valparaíso, 1947) ha resultado ganador de la segunda edición del Premio Internacional de Poesía ?Pilar Fernández Labrador?, convocado por la Asociación Mujeres en Igualdad de Salamanca, con el apoyo de la Sociedad de Estudios Literarios y Humanísticos (SELIH) y la Diputación de Salamanca. Su libro ?Fragmentos de un cuaderno con vista al mar? mereció el reconocimiento unánime del jurado presidido por el portugués Antonio Salvado e integrado por Carlos Aganzo, José María Muñoz Quirós, Carmen Ruiz Barrionuevo, Alfredo Pérez Alencart, Jesús Fonseca, Manuel Tostado,  Inmaculada Guadalupe Salas y Victoria Pérez Castrillo, como secretaria.

Cameron tiene publicados 25 poemarios tanto en Chile como en Suecia, España, Nueva Zelanda, Costa Rica, Ecuador, México, Estados Unidos y  Francia, entre los que destacan  ?Perro de circo? (1979), ?Cámara oscura? (1985), ?Jugar con la palabra? (2000), ?Bolero de los ángeles? (2006), ?Ciudadano discontinuado? (2013) o ?Bitácora y otras cuestiones? (2014). 

El poeta chileno salió de su país tras el golpe de estado de Pinochet, viviendo primero en Argentina y en Suecia desde 1987, donde trabajó como redactor del semanario Liberación, en Malmö. Una década después obtuvo los premios de la Revista de Libros de El Mercurio y el Municipal de Literatura de Valparaíso, lo que motivó su regresó a Chile. Ha ganado numerosos reconocimiento, que van desde el Premio de la Federación de Estudiantes de Chile (1978) al Premio Internacional Paralelo Cero (Ecuador, 2014), pasando por el Gabriela Mistral (1982), el Pezoa Véliz (1984), el Jorge Teillier (1998), el Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (1999), el Premio Internacional Ciudad de Alajuela (Costa Rica, 2004) y el Stella Corvalán (2008), entre otros.

Enrique Gracia Trinidad, accésit

A esta edición concurrieron 371 trabajos enviados desde España y de la totalidad de países de América Latina, además de libros presentados desde Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Italia, Portugal, Inglaterra, Suecia y Túnez. 

Tras las deliberaciones, el jurado decidió otorgar un accésit, no previsto en las bases, al poeta español Enrique Gracia Trinidad (Madrid, 1950), por su poemario ?Juego de damas?, recomendando su publicación. 

Los otros finalistas fueron Gaetano Longo (Italia), Miguel Aguilar Carrillo (México), Raúl Henao (Colombia), Laura Cracco (Venezuela), Magdiel Midance (Honduras), Luis Reynaldo Pérez (República Dominicana), María do Sameiro Barroso (Portugal), Leoncio Luque (Perú), Luis Pérez Boitel (Cuba), Marcelo Gatica (Chile), Ana Cecilia Blum (Ecuador), las argentinas Marta Ortiz y Marisa Martínez Pérsico, además de los españoles José Pulido, Angélica Morales, Ángel de la Torre, Isabel González y María García.

La entrega del premio (el libro publicado y el cuadro ?Don Quijote y Sancho?, del pintor Miguel Elías), se realizará la primera quincena de abril en la Sala de la Palabra de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura.

 

POEMAS DE JUAN CAMERON

Balance e inventario, cifras

En la columna haber puedo anotar algunos amores clandestinos
aunque los oficiales fueron derrotas    una que otra cornada     
unos cuantos divorcios
De los libros leídos unos pocos huyeron de la biblioteca
y otros de escondidos -en la columna debe- no volverán a verme
Las pequeñas traiciones equivalen a las confidencias
aunque a veces olvidemos sumar los mejores momentos
que son muchos
¿Acaso hubo un exilio? Fueron lenguas sabidas
una fotografía bajo la Tour d'Eiffel
Las pocas propiedades se esfumaron junto a las hipotecas y eso basta
El mar trae a la orilla los restos de un naufragio
como pequeñas reliquias a colgar del corazón
A cada incendio el bosque reverberó de nuevo
y una mujer me ama    No es mala la partida:
Siempre queda una suma en mi favor
que pueden ser los días que me restan.


Le escribieron poemas a ese Nietszche

Nietszche era un gran humorista
en el Palacio de los Analfabetos

Deletreaban sus chistes con los dedos
y se ponían serios y ceñudos

No entendieron el chiste de la joven
no entendieron el chiste de la noche
menos el del niño en el espejo

Repitieron su nombre como loros
su nombre de estornudo en Occidente
y se creyeron más    no analfabetos

Algunos se hicieron profesores
otros se ahogaron en papeles
y unos tontos entre los más tontos
le escribieron poemas a ese Nietszche.


Hijo de sastre

Para Carlos Amador Marchant

Es cierto que ando roto
no soy un buen modelo para el género humano
mis costuras se abrieron como heridas de guerra
Con la tiza en el suelo dibujó mi silueta
su imagen semejante
Y nunca dio con hilo una puntada
y pasó más de un camello por su ojo de aguja
y no encontré su aguja en el pajar.


Cada fiesta en fin cada feriado

Cada fiesta en fin, cada feriado
cada Semana Santa en esta herida
cada mañana sola en el costado
cada aleve pasión, cada medida

Son pocas y no son, pero aparecen
cada trece de abril de madrugada
cada día, más bien, cuando no es trece
ni jueves de ocasión ni voz amada

Cada mochila o cruz, cada maleta
cada silla en la pieza naufragada
cada lugar que irías y no fuiste

te suman y te restan la jornada
el mes, la despedida, cuanto resta
cada feriado, en fin, por despedirte.


Patología del desaliento

Durante algunos años viví en un subterráneo
parecido a un submarino o a un vientre materno
Yo observaba el mundo a través de un periscopio
con su canal de televisión y el noticiario vespertino
Navegaba con cuidado por países con nieve
el Báltico el Mar del Norte las islas donde hablan
un extraño murmullo que auscultaba a distancia
Confundía Helsinki con Temuco  el blanco con el negro
y después de todo apenas emergía los fines de semana
cubierto con una escafandra y algunos libros bajo el brazo

Durante muchos años viví en un subterráneo
Las ratas y los periódicos me fueron conocidos
y supe de los zapatos de moda a través de una escotilla
que se alzaba justo sobre la línea de flotación
a nivel de la bolsa marsupial
Me enteré de las cosas más increíbles     tuve convulsiones
conocí paisajes
sólo que aquellos no supieron de mi paso
El silencio y unos pocos amigos fueron mis familiares
inscrito como estaba en la lista de desaparecidos
la hoja del boletín comercial comenzaba con mi nombre

Durante demasiados años viví en un subterráneo
conversaba con dos o tres personas cada fin de semana
el bullicio de las bicicletas espantaba mi oído
En mis salidas nocturnas (me perdone el poeta)
conocí al dedillo a los patos de la laguna a gansos y cisnes
que se agredían deportivamente por un pedazo de pan
para luego fondearme en mi lugar de origen

No me arrepiento de nada aunque era bastante aburrida 
aquella temporada en el subsuelo
Un día desalentado por las circunstancias
quemé las naves y los libros y me convertí definitivamente
para inscribirme en los registros electorales. 


El poder comunal corrompe a los más necios

Está bien, pero Nicolás Machiavello nunca hizo otra cosa
sino escribir, amar un poco, quejarse de su fealdad
La ciudad puede bien ser el mundo o el registro del mundo
y en los tiempos futuros una aldea a su nombre
aún cuando ni pueda deletrearlo
Con todo recibió mujeres en su casa pobre y sin caballos
Legiones cayeron a su mesa y así fue conocido
no más por quien su mano un día supo
A veces por un alma perdida que deseaba salvarse
redimiendo su alma ya perdida
Y no escribió, por último     las crónicas
sin nombre y sin oficio
fueron hechas por otros.


Cada vez que regreso a mi país

Cada vez que regreso a mi país
cada vez que de un corto viaje regreso a mi país
Los viajeros que regresan después de un largo viaje
aplauden en la losa
aplauden largamente al término del vuelo
y en el extenso aplauso logra posarse el ala
con un graznido sordo como rumor de plumas
Algunos lloran en silencio
aplastan su nariz así un niño en la vidriera
y pequeñas figuras agitan sus brazos a lo lejos
más allá de los ínfimos vehículos y de las escalerillas
y aplauden y aplauden hasta tomar los bolsos
y arrastrar las valijas como un ave enjaulada por los corredores
camino a las aduanas
¿Que aplauden los viajeros?
¿Aplauden su regreso    la pericia del vuelo
la imagen de la casa después de tantos años?
Sepa Dios que aplauden los viajeros al posarse en la losa
el ala que los guía
mas agitan sus brazos como una gaviota
sorprendida en el nido en medio de la noche.

 

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