"El Claustro de Palamós pertenece de forma inequívoca a la Catedral Vieja de Salamanca"

 "El Claustro de Palamós pertenece de forma inequívoca a la Catedral Vieja de Salamanca"
"El Claustro de Palamós pertenece de forma inequívoca a la Catedral Vieja de Salamanca"
Gerardo Boto, profesor de Historia del Arte Medieval de la Universidad de Girona que atribuye el Claustro de Palamós al desaparecido Claustro de la Catedral Vieja de Salamanca, ha estado este viernes en la capital charra para ofrecer los detalles de su descubrimiento. En el Casino mostró, acompañado por Marius Vendrell, sus estudios sobre un conjunto arquitectónico datado del siglo XII, que se encuentra dentro de una finca privada de Gerona desde 1959. 

Boto lo tiene claro. "El Claustro de Palamós pertenece de forma inequívoca a la Catedral Vieja de Salamanca", afirmó. A lo que Vendrell añadió que "leyendo las piedras hay elementos que indican una antigüedad secular del claustro y los análisis datan varios siglos de antigüedad". Ello, unido al estilo románico y a que la piedra tiene su origen en las canteras de Villamayor, apuntan hacia su procedencia charra. Y es que así lo muestra el ADN de la piedra según los análisis microscópicos realizados durante semanas. Además, la degradación de los fustes apunta a que pudo deberse a los efectos del terremoto de Lisboa, otra prueba más que apunta hacia Salamanca.

De momento no hay documentación conocida sobre si hubo un expolio o venta del Claustro de la Catedral Vieja, pues faltan papeles del Archivo Catedralicio de Salamanca correspondientes a varias décadas. Una ausencia donde podría encontrarse la explicación a qué ocurrió con el claustro charro. "Pero es seguro que este tipo de operaciones se realizaban", apostilló Boto. De hecho, hay huellas que muestran la existencia de un desmontaje y las medidas encajan. Por eso, rebatió a quienes niegan la procedencia al ser el Claustro de Palamós más grande que el actual espacio de la Catedral Vieja, pues en su día se redujo para agrandar los pasillos, como está documentado.

Origen de la polémica

 
Su hallazgo salió en la prensa a inicios de junio de 2012 gracias a la investigación de este historiador, aunque tanto el Archivo municipal de Palamós como el Plan de ordenación urbanística municipal ya tenían constancia de su existencia. Por el momento la obra carece de cualquier catalogación o protección. De procedencia incierta, en 1931 el claustro fue adquirido por el anticuario zamorano Ignacio Martínez Hernández (referido a veces, incorrectamente, como Ignacio Martínez Martínez) que lo montó en los terrenos pertenecientes a una marquesa amiga suya, en el actual distrito de Ciudad Lineal de Madrid, donde gozaba de protección y vigilancia por parte de un restaurador. El montaje se habría acabado en el año 1943. Entre los años 1931 y 1936 se puso a la venta por cinco millones de pesetas, que se rebajó a tres y medio después de 1939, con la intención de venderlo a un rico estadounidense.
 
El 23 de julio de 1958 se realizó el contrato de compraventa por un millón de pesetas, por el cual Hans Engelhorn, antepasado del actual propietario, adquiría el conjunto arquitectónico, el cual fue numerado, desmontado y transportado al año siguiente en camiones desde Madrid a su actual ubicación. Según se explica en el reverso de las fotografías conservadas en el Archivo Municipal de Palamós, las arcadas se montaron entre febrero y abril de 1959 mediante un montaje fiel a la técnica del siglo XII. En 1966 los propietarios hicieron una consulta sobre la autenticidad de la obra a Carmen Gómez-Moreno, graduada en historia del arte por la Universidad de Harvard y conservadora de los departamentos de arte medieval y los claustros, y de escultura europea y artes decorativas del Metropolitan Museum of Art (Nueva York). Gómez-Moreno dictaminó por carta, basándose solo en material fotográfico recibido, que el claustro era una falsificación.
 
Sin catalogación ni protección, Gerardo Boto conoció su existencia gracias a la publicación de un reportaje fotográfico en la edición francesa de los meses de julio y agosto de 2010 de la revista de decoración AD, donde la fotografía del claustro se publicó a doble página. Después de estudiar la fotografía en alta resolución, en diciembre de 2010, Boto publicó un estudio en la revista Románico y, posteriormente, lo anunció en el simposio que llevaba por título Arte Fugitivo organizado por el grupo EMAC de investigación sobre el románico y gótico de la Universidad de Barcelona. El investigador aseguró que intentó acceder a la finca para estudiar el monumento, pero nunca consiguió el permiso pertinente.
 
Características
 
El claustro del Mas del Vent, según Gerardo Boto, es de enormes proporciones. Los capiteles superan las medidas de cualquier otro conjunto conocido y los arcos miden 3,21 metros desde el fuste a la clave. Algunos capiteles muestran la marca del rey Alfonso VIII de Castilla, figuras humanas y gran número de elementos vegetales y animalísticos, sobre todo aves, leones y jabalíes así como monstruos fantásticos, aunque no se aprecia ningún motivo religioso.
 
Según el cálculo de Boto, las galerías tienen unas medidas 23,8 y 23,9 metros de longitud. Dos de ellas presentan diez arcos sobre columnas y capiteles dobles, excepto la del centro de la galería, que es cuádruple. De las otras dos galerías que acabarían de cerrar el claustro de 44 capiteles no se conservan columnas ni arcos y los capiteles reposan directamente sobre las bases. Rodeado de pinos, olivos y algarrobos, cuenta con un pequeño tejado de hierro que lo protege de la humedades.

Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios

Lo más leído