Cada 31 de octubre, Ángel Rufino de Haro 'El Mariquelo' sube hasta lo alto de la torre de la Catedral Nueva de Salamanca para cumplir la tradición de dar gracias por la ausencia de víctimas durante el terremoto de 1755 (la tradición original de comprobar que la cúpula no se había inclinado ya se pierde tras la restauración del monumento). Este Domingo de Ramos, sin la mirada fija de cientos de personas, ha vuelto a subir hasta lo alto de la Catedral, en esta ocasión para colocar una palma de bendición en la bola de la veleta.

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