OPINIÓN | Salamanca necesita un plan cultural: El caso de la música y la Fundación (por Alberto Santamaría, profesor de la USAL)

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OPINIÓN | Salamanca necesita un plan cultural: El caso de la música y la Fundación (por Alberto Santamaría, profesor de la USAL)
OPINIÓN | Salamanca necesita un plan cultural: El caso de la música y la Fundación (por Alberto Santamaría, profesor de la USAL)

Alberto Santamaría (Profesor de la USAL y Patrono de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes)

Desde 2019 soy miembro del patronato y de la comisión ejecutiva de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes. Estoy en calidad de representante del grupo mixto, aunque no formo parte ni de Podemos ni de Izquierda Unida. En este periodo he visto cosas raras, muy raras y delirantes (como la cancelación del concierto de los Chikos del Maíz).

Desde hace tiempo, viene siendo una demanda de la ciudad, la necesidad de apoyar a los grupos de música locales. Creo que esto es una necesidad radical de la ciudad. Esta necesidad se conecta con muchas otras vinculadas con la literatura, el teatro, el cine, la danza, etc. Lo curioso es que desde la Fundación, quiero decir desde el PP y Ciudadanos, se han negado siempre a una simple propuesta: crear un plan cultural. Es decir, un estudio serio y detenido de cuáles son las necesidades culturales reales de la ciudad. Esto implicaría, por una parte, la creación de un grupo de trabajo y, por otra, apoyarse insistentemente en los agentes culturales de la ciudad (artistas, músicos, escritoras, asociaciones vecinales, estudiantes, librerías, salas, etc.). Esto nos permitiría hacer un mapa más o menos ajustado de nuestro territorio cultural. Con eso en la mano es posible saber dónde es necesario invertir (y no hacer el ridículo que se hace desde el funesto Salamanca 2002), dónde hay que mejorar recursos, quiénes son los destinatarios de la cultura, etc. Esto es lo mínimo que una ciudad cultural se merece. En cada reunión del patronato lo he expresado y solicitado, pero la respuesta ha sido siempre la misa: nosotros ya hablamos con la gente. Pero ¿qué gente? No lo sé. ¿“Hablar con la gente” es sustituto de un estudio real de las necesidades y expectativas de los agentes culturales? Lo dudo.

Cuento todo esto porque en la última de las reuniones de la comisión ejecutiva (25 de marzo de 2021) hemos debatido el convenio de la Fundación con Arcane Planet Studios S.L. Es curioso que antes de aprobarse en la comisión ya se anunciase como un hecho (https://ciudaddecultura.org/es/noticias/noticia/locales-ensayo). Un gesto feo y poco democrático. 

A primera vista parece interesante: ceder locales de ensayo a los grupos de la ciudad. Sin embargo, una vez se lee el convenio todos son dudas. En primer lugar, no hay bases para saber cómo se repartirán los locales. ¿Quién decide? ¿Cómo? ¿Qué criterios de reparto? No lo hemos sabido. En segundo lugar, nadie ha hablado con los músicos de la ciudad. La ayuda es de más de 40.000 euros para Arcane Planet (empresa que tiene mis respetos, por supuesto), ¿no sería más lógico que ese dinero recayese directamente en los músicos y que fuesen ellos quienes, analizando las necesidades, dijesen a la Fundación qué hay que cubrir? Y, en tercer lugar, cada grupo (que tendrá que pasar varias yincanas antes de tener local) tiene que abonar 150 euros anuales, pero a favor de la empresa como “compromiso responsable”. Es decir, que son los grupos los que financian parte del proyecto. Pero es curioso el concepto de “compromiso responsable”. 

Esto lo que parece indicar es que los músicos no son de fiar, que hay que cobrarles algo porque, si no es así, lo rompen todo, porque son irresponsables que no aprecian las cosas públicas. Es increíble la imagen del músico/a que se difunde en el imaginario de la Fundación. Dudo que el ayuntamiento cobre “compromiso responsable” a quienes usan instalaciones deportivas, o taurinas u otros espacios municipales. Y ese es el problema. Al no existir plan cultural para la ciudad no existe un plan o proyecto musical. Debería ser el ayuntamiento quien fuese el responsable de crear locales de ensayo, quien debería fomentar el crecimiento del tejido cultural de la ciudad, pero también respetando a quienes no quieren entrar en ese juego institucional.

Es necesario un plan de cultura; urge realmente que los agentes culturales de la ciudad se reúnan y sean ellos los que creen la cultura por venir y que no sea la Fundación la que marque el camino, siempre igual, blando y consensual.

La cultura es segura (en lo relativo a la pandemia), pero también ha de ser crítica, disruptiva, disidente.

Este proyecto de locales de ensayo nace muerto. Es un proyecto que no generará tejido, sino sólo problemas entre los músicos, la ciudad y la empresa. ¿Puede la Fundación hablar por quienes se dedican a la música en la ciudad? Lo dudo mucho. Por eso he votado en contra de este proyecto que trata de responder de un modo deficiente a una pregunta clave: ¿para qué queremos la cultura?

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