Un punto más para Unionistas en su lucha por meterse en la Copa del Rey y certificar de forma matemática la salvación. Los charros pagaron caro un error en la segunda mitad pero pudieron sacar el empate a uno ante el Sanse con un gol de Llano en el minuto 87.
La principal baja en el once inicial fue el meta Molina, lesionado. Lluis debutó en el arco. También sorprendió la vuelta de Góngora al lateral izquierdo, en detrimento de un Gallego que se quedó desconvocado.
Unionistas salió con más ánimo al terreno de juego. Sobre todo, por el costado derecho con un activo Javi Navas. El abulense sacó varios centros peligrosos aunque no encontró rematador. También buscó el gol con varios disparos. Desviados.
Garrido volvió a mostrarse peleón. Y también sin acierto en la primera mitad. Por lo que todo el juego de ataque pasaba por Carlos de la Nava. El charro, principal opción ofensiva durante toda la temporada, era el generador de espacios para sus compañeros de ataque.
Pero la más clara de la primera mitad la tuvo el Sanse. Lluis duda en la salida, Perales remata a bocajarro pero el meta local realiza una buena parada para evitar el gol.
La segunda mitad tuvo color blanquinegro. Los charros produjeron muchísimo a través de la sociedad formada por Navas y De la Nava. De hecho, a los veinte minutos de la reanudación, Irureta evitó el golazo de Navas desde fuera del área. Tras el rechace del córner, un grave error de Garrido en el intento de control, lo aprovechó el Sanse para contragolpear y marcar. Fran Carnicer, que acababa de entrar en el campo, picó la pelota sobre la salida de Lluis.
A veinte minutos para el final, Aguirre metió a Diego por Jorge y, tres minutos después, a Llano por Ribelles. El equipo ganó presencia y mordiente. Piojo y Navas no paraban de avasallar en la banda derecha.
Avisó Diego con un remate de cabeza en el enésimo centro de Navas. En la siguiente, Llano no perdonó y cabeceó a la red. Las Pistas creyeron en la remontada y Diego dispuso, con su vitalidad habitual, de dos ocasiones para ganar el partido. Pero Irureta le negó la primera y la segunda se le marchó arriba.
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