Que un día te encuentres con un boleto premiado con 24 millones de euros cambiaría la vida de cualquiera. Así sucedió con una familia de Salamanca, dedicada a la distribución de alimentos. Puede resultar normal dedicarse algunos lujos. Más extraño es que decidas aportar miles de euros a un equipo de fútbol sin querer formar parte de él.

Éste es el caso de la familia salmantina, que prefiere no ser conocida públicamente, pese a que casi todos saben de su existencia y de su identidad. Cuando llegó la crisis y desaparición de la UDS, se ofrecieron a ayudar y el ofrecimiento fue aceptado. En principio se trataba de asumir los gastos del equipo, después fue mucho más. En lo que llega la subvención del Ayuntamiento, el club tira de algunos recursos propios (pocos) y de esta ayuda desinteresada.

Desde el club dicen que se trata de un anticipo y no una donación. Donde no hay dudas es en la negativa del mecenas a formar parte de la directiva y controlar el club. De momento le basta con poner dinero y remanente tiene para seguirlo poniendo.

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