El Guijuelo es, en los últimos tiempos, un sinónimo de hacer las cosas bien. Y no solo el primer equipo lo está consiguiendo sino que en la base ya se ven los resultados. Sino que se lo digan a los equipos de la categoría benjamín que este año ha tenido que verse aumentado en uno ante el número de pequeños futbolistas que querían formar parte del club. Y eso solo significa una cosa: Están a gusto jugando al fútbol en el Guijuelo.

También se nota en el benjamín A, que va líder en Segunda Provincial con tan solo una derrota en nueve partidos. El conjunto es el máximo goleador y el menos goleado de su división y todo sin darle la menor de las importancias. Los resultados, de hecho, son para el equipo algo anecdótico y circunstancial y lo verdaderamente importante es el reflejo de lo que se aprende durante la semana en el terreno de juego.

Esto, obviamente, lo consiguen como muestran los resultados y estos, a su vez, motivan para seguir aprendiendo. Es una pescadilla que se muerde la cola y que les es válido para adquirir unos conceptos que les serán válidos en el futuro, para el que trabajan desde el conjunto. También los padres ayudan haciendo precisamente esa labor, la de padres. El equipo es uno desde el primero al último y la ilusión se palpa en el ambiente.

Dentro del terreno de juego, el típico 2-3-1 se convierte en una simple excusa para tocar el balón con apoyos cortos y triangulaciones desde la propia portería hasta el área rival. La presión es otro punto fuerte del equipo, que la hace muy arriba si las circunstancias lo permiten. Eso sí, como lo principal es formar, si el robo es fácil no merece la pena. Ante equipos menos fuertes físicamente se espera atrás para que todos puedan aprender del fútbol.

Lo bueno es que en esto y en todo nadie se queda atrás. Quizás no haya un diez pero sí todos son sietes, clave para la marcha del equipo que cuenta con trece jugadores después de la marcha de un compañero. Todos van rotando para darle el máximo número de minutos al compañero, para que también aprendan valores más allá del trato al balón. La solidaridad, el esfuerzo o la constancia son parte de una formación íntegra que abarca varios ámbitos.

También hábitos saludables y compañerismo de manera que todos ellos deben cambiarse en el vestuario para hacer piña y sean un equipo. Se hacen, además, concentraciones en la plaza para fomentar la convivencia de los pequeños, que también aprenden lo afortunados que son por poder jugar al fútbol. Ya han estado presentes en algunos actos de la asociación Aviva, que les sirve para ver la vida y el deporte con otros ojos. El mismo día 29 de este mes, de hecho, la misma plaza en la que realizan concentraciones celebrará otra multitudinaria en la que se podrá disfrutar del deporte adaptado como baloncesto en silla de ruedas. Hay mucho más detrás de ganar y perder, mucho detrás del deporte.  

La plantilla está formada por Fran y Diego (porteros); Javier, Héctor y Pablo (defensas); Carlos Javier, Ángel, Jorge, Juan Pedro y Santi (centrocampistas); Carlos, Aurelio y Sergio (delanteros); Javier (entrenador).

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