Hace un mes, el Club Deportivo Guijuelo no sabía lo que era la victoria en liga y había dejado demasiadas dudas en su inicio liguero. A los charros les estaba costando aclimatarse en la categoría y mostraban lagunas que de no solucionarse eran sinónimo de sufrimiento. El representante más alto del fútbol salmantino, cuatro semanas después, llega al parón obligado por tenerse que enfrentar al ‘Equipo 20’ lanzado y a sólo un punto de los puestos de playoff.

Muchos aspectos han influido, pero no cabe duda que esas lagunas que mostraban los de Rubén de la Barrera han ido desapareciendo, como se pudo observar este domingo ante el Real Oviedo, por lo que en caso de seguir esta línea, los jamoneros estarán más pendientes de mirar hacia arriba que de los puestos de peligros.

Bajo la seguridad de un impecable Wilfred, quizás el futbolista del Guijuelo más destacado desde el primer minuto de liga al último de este domingo, los charros han ido puliendo el trabajo defensivo. Las malas vibraciones que venían dando los errores en la zona de retaguardia partido sí y partido también comenzaron a desaparecer en Vigo, aunque parece que a De la Barrera le costaba dar con la tecla acertada. El pasar a Ángel Martínez como pareja de Jonathan Martín y dar el lateral izquierdo a Razvan ha sido un acierto y los guijuelenses han realizado en las dos últimas semanas sus partidos más completos en defensa.

Esa aclimatación en la línea trasera también ha costado en la medular, pero lo cierto es que la apuesta de Rubén de la Barrera de Óscar Valero junto a Javi Moreno es ya también una realidad. El maño siempre había jugado en banda, pero los partidos le han ido adaptando al centro del campo y ya cumple como uno más, junto con un compañero de lujo que también ofrece al equipo la consistencia necesaria. A ellos hay que unir a un Chuchi que igualmente aporta en esa medular.

En cuanto al trabajo ofensivo, la puesta a punto de los delanteros ha ayudado y mucho a que el equipo saliera adelante. A los puntas charros les costaba Dios y ayuda anotar en las primeras jornadas, pero poco a poco han ido haciendo Diana y rompiendo sui maleficio. Primero fue Garban, luego Antonio Pino, que ya se ha colocado como máximo goleador con cuatro tantos, y este domingo se estrenó Ballesteros.

A todo ello hay que anotar igualmente la mejoría desde el banquillo. Rubén de la Barrera se ha mostrado en el último mes preciso a la hora de los onces y sobre todo de las lecturas de los partidos según avanzaban los minutos. El gallego que llegaba a reconocer a principio de curso su culpabilidad en algún resultado, como el partido ante el Racing, ha lavado su rendimiento y ahora es otra pieza importante para que en la villa chacinera el fútbol vuelva a ilusionar.

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