El Villamayor afronta su segunda temporada en el Isidoro Benito. Después de ganar en varias temporadas seguidas el Trofeo Charro, decidieron un cambio de aires en búsqueda de una Liga más competitiva. Y vaya si la han encontrado. Después de ser cuartos en su primera temporada, en esta marchan en mitad de tabla aunque sus últimas victorias les hayan permitido recuperar un par de puestos.

A pesar de ello, el equipo está muy contento con la temporada. El fútbol modesto está para competir en el campo y hacer un gran grupo y ellos lo consiguen. Nadie vence al Villamayor de manera holgada y, sea cual sea el resultado, les esperan en los bares que suelen frecuentar por patrocinios para el famoso tercer tiempo donde hablan de todo lo ocurrido en la semana.

También de los partidos en los que el Villamayor intenta jugar siempre que puede. Tocar y tocar de manera rápida para ir sorteando sus líneas defensivas y llegar lo antes posible a la meta rival es el objetivo dentro del terreno de juego. Las cortas dimensiones de El Salinar donde a menudo hay viento provoca que, en ocasiones, tengan que variar su estilo a uno más directo, aunque tampoco les va mal a tenor de los resultados.

Estos, además, no han sido mejores por la suerte, ya que han sido varias las jornadas en las que no han podido contar con buena parte de su plantilla por trabajo o sanciones del trofeo. Esto ha provocado que no hayan podido contar con cierta base durante la temporada lo que, a la larga, ha afectado en resultados al conjunto que, de hecho, empezó muy bien el año para después bajar puestos.

El principal problema dentro del rectángulo de juego está siendo el poco acierto de cara a portería que ha provocado que muchos partidos se hayan ido. Al final en el fútbol gana el que más tantos anota y se penalizan los errores arriba y los pocos que tienen los demás. Falta, asimismo, algo más de ambición de un equipo compuesto casi en su totalidad por gente de la localidad, algo no muy habitual en el fútbol modesto.

Y precisamente ahí está su punto fuerte, la unión del conjunto, que suple a veces los pocos efectivos con los que se cuenta. La actitud siempre es positiva y la lucha incesante aunque el cansancio pueda aparecer al final del encuentro. Sobre todo en puentes que hay que jugar dado a la existencia de veinte equipos, que provoca que haya pocos descansos durante la temporada. Estos dos conjuntos nuevos procedentes del Vasco de Gama también ha provocado un ascenso en la competitividad del torneo, que está mucho más bonito que en otros años.

La idea del conjunto es acabar lo más arriba posible esta temporada para volver la que viene a los puestos altos. Para ello cuentan con una plantilla amplia en la que siguen la mayoría desde hace tres años. Un bloque que sigue junto y al que van llegando nuevos refuerzos. También cuentan con la colaboración de varios establecimientos hosteleros y del propio Ayuntamiento, al que también le ofrecen su ayuda en algunos eventos.

La plantilla está formada por Raúl (portero); Carlos, Juancar, Canario, Víctor, Felipe, Jumpi, Emilio y Adri (defensas); Dani, Cristian, Óscar, David, Sergio, Alberto, Nando, Jaime y Rubio (centrocampistas); Desi, Jorge, Miguel y Rober (delanteros); Visi y Adri (delegados) y Piqui (entrenador).

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